United States or Finland ? Vote for the TOP Country of the Week !


No, Señor; que yo nací De esa parte de Granada, Y á servir en ella vine; Que cuando los padres faltan 840 En tierna edad á los pobres, No tienen otra esperanza. No se cansó mi fortuna, Pues cuando contenta estaba Del buen dueño que tenía, 845 Persona de órdenes sacras, Le llevó también la muerte, Que para mayor mudanza Me dió ocasión, como veis. Y ¿dónde vais? DO

Que entren ellos... ¿Para qué has de ir ?... Abrióse entonces la puerta para dar paso a una extraña figura que sorprendió a la marquesa e hizo a Diógenes echarse atrás en la almohada, al verla adelantarse hacia él extendiendo los brazos: hubiérase dicho que la muerte en persona, cubierta con la sotana de un jesuita, se presentaba en el aposento.

No tenía igual seguridad de acierto en la elección del Padre Zorraquín para acompañante y amigo espiritual del enfermo, porque si bien en ocasiones podría tenerse al tal clérigo por la persona más bondadosa y mansa del mundo, en otras parecía un si es no es levantisco y ambicioso.

Yo puedo sacar a un deudor la cerilla de los oídos y se la saco, si no encuentro otro medio de cobrar, para lo cual soy muy listo; pero no se me ocurre que haya en lo humano un medio para hacer tomar dinero a una persona que no quiere tomarlo; lo cual afortunadamente es muy raro. Pero ¿qué razones dio a usted doña Gregoria?

Tiene usted razón, y lo que siento ¡qué cuña!, es que no viera en mi reticencia una broma... Me parecía a que el asunto, por tratarse de una persona de la familia de usted y por iniciarlo yo, no era para bromear. Rubín creyó o aparentó creer, y puso la atención más filosófica del mundo en lo que su amigo siguió diciendo sobre materia tan importante.

Instintivamente, su vista se posó en el siguiente párrafo de la sección telegráfica: Fiddletown, 7. Don Juan Galba, persona»muy conocida en este lugar, murió anoche de delirium tremens. Don Juan se entregaba a desarregladas costumbres, ocasionadas, según se dice, por disgustos de orden familiarLady Clara no se inmutó.

Era Elena; ya no podía dudar. Y sin embargo, no quedaba nada en su persona de la mujer conocida en otros tiempos. Los últimos doce años habían pasado sobre ella más que una existencia entera reposada y ordinaria, transfigurándola en sentido decadente.

Constanza sufre, es muy cierto, le contestó Dorotea con picaresca sonrisa. Pero su enfermedad no es de las que matan. ¡No lo quiera Dios! exclamó Roger. Pero decidme, os ruego, ¿qué mal la aqueja? Uno que en mi opinión aqueja también á otra persona, cuyo nombre podría decir sin temor de equivocarme, repuso á su vez Luisa de Pierpont. Y vos que tanto sabéis ¿no adivináis su mal? No.

Birch presumía que los artificios de la corte de España, empleados para apartarle de Enrique IV, le engañaron; que persona de la embajada de España en París, garantida por la palabra de un Grande que pasaba por allí hacia Flandes, le aseguró, en el caso de renunciar á la pensión que disfrutaba en Francia, que antes de seis meses sería reintegrado en los bienes y honores que había tenido en su país.

Pero los modales corteses y la afabilidad extremada de D. Jenaro borraron tales impresiones a la postre. Cualquiera se resistiría a creer que aquella persona suave, atenta y cortés fuese el héroe de tanta anécdota brutal y escandalosa.