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Este sueño trastorna y conmueve tan violentamente su alma, que llega á concebir algunas dudas acerca de la misericordia de Dios. A consecuencia de ellas, el demonio lo tienta de diversas maneras, autorizado con el permiso de Dios.

Luego, después de un silencio, añadió: Basta por hoy, yo no podría seguir tocando después de semejante emoción. Además es tarde; le pido permiso para despedirlo, Huberto. Había abierto la puerta del otro salón, y mostrando a su madre dormida cerca de la chimenea: Miren a la pobre mamá, no quiero obligarla a quedarse más tiempo aquí. Voy a conducirlo agregó, viendo que el joven la seguía obediente.

Esta hermandad, que debió establecerse en fecha posterior á la que señala Bermejo y Carballo en sus Glorias religiosas de Sevilla, hallábase instalada en la parroquia de San Miguel, cuando solicitó en 1628 permiso del Ayuntamiento para celebrar una corrida de toros en la Plaza del Duque, como se desprende de este documento, hasta ahora inédito, cuyo original existe en el Archivo municipal: «Don Pedro Morel Alcalde de la cofradía nuevamente instituida Dolor de las tres negaciones de san Pedro sita en la parroquial de san Miguel desta Ciudad digo que los hermanos de ella tenemos obligacion de hacer en cada año una fiesta en el tiempo que determinaremos á nuestro padre san Pedro y por ser esta la primera quisieramos hacerla más suntuosa corriendo unos toros sueltos en la plaza intitulada barrio del Duque.

Un instante no más fue lo que tardó D. Jaime en aparecer a la puerta del saloncito que doña Manolita había dejado abierta. No tuvo D. Jaime que hablar palabra para obtener el permiso de entrar en el saloncito. Ella le aguardaba; ella le vio venir y le recibió sin cumplimientos ni ceremonia. Doña Manolita se quedó fuera y D. Jaime entró solo.

Los que carecían de permiso para entrar en las salas privadas pedían noticias á los que salían de ellas, repitiéndolas con la exageración del entusiasmo.

El obispo madre siempre estaba ocupada; los dejaba solos en el salón obscuro, y ella, con permiso de sus amigos, se iba a arreglar sus cuentas o lo que fuese.

Levantose la chulita muy tarde y recibió un recado de su amigo diciéndole que estaba mejor y que se levantaría y saldría a la calle con permiso del tiempo. Esperó su visita, y en tanto no cesaba de cavilar en lo mismo.

Pero muy contra lo que presumía en aquel momento, el cadete salvó rápidamente la distancia de una acera a otra y arremetió con él con los brazos abiertos, la cara sonriente y rebosando de júbilo. Déjeme V. que le abrace, D. Miguel y lo hizo sin aguardar el permiso.

Nada me sorprende de ; eres cura dijo encarándose con Tirso, al par que examinaba a su padre la frente pero, ¡vosotras!... Hijo, no creí que fuese tan tarde. ¡Parece que ya no eres mi madre! añadió dirigiéndose a Leocadia no volverás a salir sin permiso mío. Ordeno y mando. ¿Sin permiso tuyo? ¡Tiene gracia!

Despues confirió á Bolívar el poder ejecutivo, y este pidió permiso á Colombia para poder aceptarlo, pues, segun sus palabras en esta ocasion, reconocia monstruosa aquella autoridad é impropia de él.