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Otro papel apareció diciendo: «Se recomienda a la enferma que ayude a su patrona en cosas de la casa para que se vaya instruyendo, y que en las horas de descanso se un atracón de lectura. Le recomiendo el Bertoldo, el Año cristiano o las Páginas de la Infancia. Adiéstrese en contar para que se familiarice con las cantidades.

Buen provecho le haga a usted dijo señá Rosa . Puede ser que tenga usted los oídos a prueba de bomba. Pero si a usted le gusta, a no. Eso de venir a cantar a las rejas de una mujer honrada, ni le hace favor ni viene a qué. La fisonomía de don Modesto expresó una respuesta muda, dividida en tres partes. En primer lugar, la extrañeza, que parecía decir: ¡Qué! ¡Ramón galantea a mi patrona!

Trascurrido algún tiempo, Mendoza volvió a visitarle y le pidió veinticinco. Se encontraba en deuda con otra patrona, pues se había mudado a la calle del Pez. Miguel volvió a abrir su bolsa y a remediarle.

Una gran casa, señorita, sea dicho sin ofender á la suya. La plata corre como agua de acequia. Además, la patrona, una gringa bien, nació, según dicen, marquesa allá en su tierra. El italiano, que es un demonio para roerles la plata á los trabajadores, en cuanto se trata de esta señorona parece medio zonzo, y se cuida de que no la falte nada. Anoche hubo reunión con música.

Ofrecióme enseguida su casa, aunque era de alquiler, como la vieja que le servía de patrona por recomendación muy encarecida de su hermana a quien había zagaleado en Robacío; agradecíle la oferta como era mi deber en buena cortesía, y salimos juntos, sin los cumplidos corrientes entre españoles finos, y que tan molestos suelen ser en pasadizos de la angostura de aquéllos.

Sanó, según se dice, al terminar el día noveno, recobrando de tal modo el uso de sus miembros, que colgó delante de la imagen, como su exvoto, las muletas de que se había servido hasta entonces. Este milagro produjo gran sensación, y fué causa de que los actores se pusieran bajo la protección de aquella santa imagen, eligiendo como patrona á Nuestra Señora de la Novena.

Decid más bien cuánto os debo yo, señor pintor. ¡Este que es un pájaro y no un muñeco; venid aquí, vosotros, y contemplad esta bella enseña! ¡Calla, y tiene los ojos de color de fuego! exclamó la criada. Y unas garras y un pico que dan miedo, dijo Tristán. Miren el niño, y qué callado lo tenía, comentó el arquero. Es ese un gran pájaro y una bonita enseña para vos, patrona.

Hizo la madre decir una misa a Nuestra Señora del Amparo, patrona de las cigarreras; y por la tarde fueron convidados a un asiático festín el barbero de enfrente, Carmela, su tía, y la señora Porreta la comadrona: hubo empanada de sardina, bacalao, vino de Castilla, anís y caña a discreción, rosoli, una enorme fuente de papas de arroz con leche.

De modo que el pobre don Modesto tuvo que resignarse a ser el portador de tan triste embajada, la cual no sólo debía ofender, sino escandalizar a su mística patrona. Mil veces más quisiera decía volviendo a Villamar presentarme delante de todas las baterías de Gaeta, que delante de Rosita, con este no en la boca. ¡Jesús, cómo se va a poner!

Una carcajada de los otros dos y una sonrisa forzada de la patrona acogieron aquellas palabras. La vizcaína tenía un pretendiente, y éste era don Gil Carrascosa, aquel individuo que fué lego, abate covachuelista y cuanto hay que ser.