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Le he encontrado muy desmejorado. ¿No ha dicho nada más? Tonterías. Que la señora quería matarse, que ha escrito su testamento. , es verdad; lo he hecho para obligar al conde a que viniese. ¿Se ha acostado? ¡Oh! , señora. La habitación del señor está cerca de las nuestras. El señor ha apagado la luz a las once.

A las seis paramos en unas lagunas chicas accidentales; anduvimos tres leguas por el rumbo del S cuarto SE. El terreno y pastos son como los anteriores. Dia 1.º de Noviembre. A las tres de la mañana seguimos la marcha hasta las once para observar, y hallamos la latitud de 34 grados 9 minutos.

El cuarto de Clara tenía el usufructo de un rayo de luz desde las once á las once y media, hora en que pasaba á iluminar las regiones tropicales del tercer piso. Aquel rayo de luz no traía nunca colores, ni paisaje, ni horizonte, ni alegría. El patio era un recinto populoso, el centro de un enjambre humano.

Levantéle, y dejé dormir a los demás hasta las once de la noche que despertaron; y esperezándose, preguntó mi tío que qué hora era.

Ahora mismo estoy bien, no siento nada... Te tengo a mi lado y pronto veré a Amaury... Soy feliz y me encuentro muy a gusto. Mira: ahí tienes a Amaury. ¿En dónde está? En el jardín, hablando con Antoñita. Por lo visto ha equivocado la hora dijo sonriéndose el doctor; yo le decía en mi carta que viniera a las once y él habrá leído con los ojos del deseo que la cita era a las diez.

Y como todo se lo dijo ella, Manolo no pudo decir nada, encontrándose, cuando menos pensaba, solo y citado para el día siguiente, á las once, en casa de Pepe de Chiclana. No le pesó mucho. Aunque harto de desengaños y dolorida el alma, aún rebullía en su corazón la esperanza, por poco que la hurgasen. No tardó la ingeniosa Paca en dejarle solo y mano á mano con Soledad.

En todos los cafés son bastantes los parroquianos que se retiran entre diez y once. A las doce vuelve a animarse el local con la gente que regresa del teatro y que tiene costumbre de tomar chocolate o de cenar antes de irse a la cama.

No tardó en retirarse Antoñita, cuya desaparición no advirtieron ni Amaury ni Magdalena, y aun podría asegurarse que ambos la creían presente cuando al dar las once se les acercó la señora Braun, para recordar a Magdalena que su padre no permitía que se acostase más tarde. Hubieron, pues, de separarse por fuerza, no sin hacerse las más tiernas promesas para el día siguiente.

Con esto llegamos al hotel, situado al otro extremo de aquella misma calle; elegimos habitaciones, que nos parecieron excelentes; y como entonces se nos advirtiera ó notificara de oficio que en aquel establecimiento se almorzaba á las once en punto, batimos palmas en señal de alegría, y tomamos en seguida la escalera abajo, á fin de aprovechar la hora y pico que faltaba para la canónica del almuerzo, en dar el primer paseo artístico por la ciudad de los Fonsecas y Maldonados.

El trato que reciben los viajeros es bueno: á las nueve de la mañana se sirve el almuerzo, á medio dia el indispensable lunch ingles, que equivale á tomar las once, á las cuatro una abundante comida, inglesa por de contado, á las siete el con pan y manteca. De Southampton á Lisboa, todos los viajeros estuvimos en cama veinticuatro horas.