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¿Y a qué hora exacta parte el tren de París? A las nueve y media respondió Juan, y emplearéis quince a veinte minutos, para llegar a la estación, en carruaje. Entonces, Zuzie, podemos ir a la iglesia. Vamos respondió madama Scott, pero antes de separarnos, señor cura, tengo que pediros un servicio.

A las nueve poco mas ó menos se presentó Cerezo, recorrió las filas de sus soldados ocultos, y despues dirigiéndose á la guardia les dijo: «Artilleros, con vosotros nada va; ú obrad como nosotros, ó si vuestro pundonor no os lo consiente, estáos quedos.

Y puso nueve luises al 17... Rodó la bolilla. El 13 una vez más. Perdía. Su gesto se hizo más duro y agresivo. La suerte empezaba á reirse de él por su falta de voluntad. Un dominador no debe sentir vacilaciones; suya era la culpa, por haber abandonado el número. Los hombres deben insistir hasta imponerse, ó perecer sin abandonar su primera actitud. ¡Al 13, como antes!... Y salió el 17.

Unos nueve años; había perdido una niña y un niño y tenía otros tres.

Al NE. de Balulao está el fuerte á que nos referimos, del tiempo de Corcuera; esta fortaleza está muy bien conservada, la parte que mira al río debió ser rectangular; figura que tiene lo que queda en pié; la cortina está entera con sus ángulos en buen estado; tiene cuatro cañoneras; la del S. sólo tiene dos y una la del N.; la cortina entera tendrá 30 brazas de largo y las otras deberán tener unas 40; está edificada en un terreno pendiente, y á su pié salen muchos y buenos manantiales de un agua muy buena, que con otros forman el río Tabuc; por el NO. tiene nueve brazas de altura la muralla y siete la cortina.

Ella, por su parte le correspondía con un desdén tan efectivo, tan manifiesto, que era capaz de encender la ira del hombre más paciente. Antes de sentarse a la mesa llegaron los niños, un chico de nueve años y otra niña de seis. El criado comenzó a servir el almuerzo y la doncella se colocó detrás de los niños para su cuidado.

Entre nueve y diez del dia llegaron los que habian pasado á vigiar la campaña, y dieron noticia los indios que habian visto hacienda de yeguas, y nuestro cabo dijo de no haber nada: que lo que se habia visto eran pajonales, y no es de admirar se padeciesen estas equivocaciones, pues estas diligencias del bombeo se hacen de noche.

Dueña en absoluto era la gente maleante de la ciudad por las noches, y únicamente en alguna gran solemnidad, se solían hasta las nueve ó las diez iluminar las casas por el vecindario por apremiantes órdenes del Asistente.

Capítulo LXX. Que sigue al de sesenta y nueve, y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia

Decía yo que, en verano, aunque se van de Madrid las personas más elegantes, Madrid queda bastante animado y divertido. El centro de la animación, el principal hechizo de Madrid en verano, está en los Jardines del Buen Retiro, de nueve a doce de la noche. La historia que voy a referir empezó allí, hoy hace justamente cuatro años, a 9 de agosto de 1873. Era noche de grande entrada.