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Estando en esto, entró un muchacho corriendo y desalentado, y dijo: El alguacil de los vagabundos viene encaminado a esta casa; pero no trae consigo gurullada. Nadie se alborote dijo Monipodio ; que es amigo y nunca viene por nuestro daño. Sosiéguense; que yo le saldré a hablar.

A estas preguntas, que algunos aficionados a las letras nos hacíamos, respondió, como si estuviera en nuestro pensamiento, don Enrique Nercasseau y Morán, en su discurso de recepción leído ante la Academia Chilena, correspondiente de la Española, el día 21 de noviembre de 1915 : «La novela toda de Vélez de Guevara dijo es una sátira cortés de la sociedad de su tiempo, felicísima en la mayor parte de sus cuadros, y no afeada por la licencia y crudeza tan comunes en las novelas de la época.

A las cinco de la tarde llegó el chasque que se esperaba, con las cartas de nuestro Capitan General, en las que ordenaba se incorporase la compañía de la frontera del Salto á dicho cuerpo. Dia 3. A las ocho de la mañana llegó el Sargento Mayor D. Pascual Martinez con 66 hombres, y en su compañía venia la de dicha frontera del Salto, mandada por su alferez.

Nuestro Lope recibió su primera instrucción en las escuelas de Madrid. Montalván refiere una anécdota que caracteriza el genio inquieto de este mancebo. Arrastrado de su deseo de ver el mundo, huyó de la capital en compañía de uno de sus amigos, que se llamaba Hernán Muñoz.

Señor Foja respondió Mesía, seguro de que todos esperaban que él hablase hay cuando menos notable exageración en todo lo que usted ha dicho. Vox populi... El pueblo es un majadero gritó Ronzal . El pueblo crucificó a Nuestro Señor Jesucristo, el pueblo dio la cicuta a Hipócrates. A Sócrates corrigió Orgaz, hijo, vengándose bajo el seguro de la presencia de don Álvaro.

Hablando del camino que habíamos llevado hasta allí desde Tablanca, no podía omitirse lo de la casa de los Gómez de Pomar, ni lo del encuentro con uno de ellos en el pueblo de más arriba. A todo este relato prestó grandísima atención nuestro huésped, pero sin decir una palabra durante ni después de él.

Lo noble, lo generoso, lo leal, es atajar discretamente desde el comienzo las insinuaciones, a fin de que nunca pueda creerse engañado en sus observaciones respecto al estado efectivo de nuestro espíritu y de nuestra voluntad. Pero la especie masculina es muy variada.

Muertas las Cortes, sofocada la independencia municipal desde Carlos I, absorbida la vitalidad de las villas y ciudades por el espíritu centralizador de los privados, y menospreciado el trabajo por la engañosa abundancia del oro que venía de América, nuestro poderío se desmoronó hasta quedar convertido en escombros lo que fue soberbio monumento.

A la caída de la tarde del diez y nueve, las densas nubes que perezosamente descansaban sobre los lejanos picachos de Mindoro oscilaron en el firmamento, rodando á los pocos momentos compactas por la celeste bóveda, al empuje del tan deseado SE. Nuestro horizonte poco á poco fué cubriéndose de los blancos copos desprendidos de la región de las puras brumas, destacándose entre aquellos algún siniestro nubarrón, arrancado por el viento del seno donde se engendra el rayo.

La falta, no obstante, de sonoridad y nobleza en los nombres, y de altos recuerdos históricos en los sitios, está más que compensada por la espléndida pompa y por la gala inmarcesible que la fértil naturaleza despliega allí y difunde por todos lados. Nuestro mayor recreo campestre era ir a caballo a la Tejuca, con la fresca, casi al anochecer.