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Había entre ellas mujeres de setenta, de ochenta, y de noventa años de edad. Todas hicieron exactamente como él les 10 había dicho porque no querían perder la dicha de remozarse. El tunante les dijo que volvieran a su posada al día siguiente. Cuando volvieron él empezó a lamentarse y les dijo: Debo confesar la verdad. Una bruja me ha robado todas las cédulas.

Este cálculo no debe parecer exagerado á los lectores, cuando he visto ayer en un periódico semi-oficial, que existen en circulacion cuatrocientos sesenta y tres ómnibus, trescientos sesenta y nueve para las varias carreras de Paris, y noventa y cuatro para los puntos circunvecinos.

Es decir, que producía un promedio anual de unas noventa mil libras. Desde hacía más de dos siglos todos los primogénitos de la familia habían sabido llevar la corbata blanca con tanta desenvoltura como llevan los cuervos sus mejores plumas negras, los borrachos su amoratada nariz, o los poetas sus raídas vestimentas.

Debemos ayudarnos los unos á los otros en nuestras desgraciasAsí pensé; sólo que con la batahola que hay en casa, no tuve tiempo de venir ni de contestar.... Pero hoy, aunque estaba medio muerto de pena, dije: «Voy, voy al momento á sacar del purgatorio á ese buen amigo D. Juan...» y aquí estoy para decirle que aunque me debe usted setenta y tantos mil reales, que hacen más de noventa con los intereses no percibidos, y aunque he tenido que darle varias prórrogas, y... francamente... me temo tener que darle alguna más, estoy decidido á hacerle á usted ese préstamo sobre los muebles para que evite la peripecia que se le viene encima.

Me preguntan si el ciento es mayor que noventa; si hubiese de contar uno, mas uno, mas uno, perderia la cuenta, y jamás llegaria á distinguir cuál es mayor; pero como que para llegar á la fórmula ciento, pasamos antes por otra fórmula, noventa, y que esto era creciendo, muy bien con una vez para todas, que por el ciento expresamos el noventa y algo mas, es decir que el ciento es mayor que el noventa.

Pero para un hombre como él, que debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la existencia. Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera vista.

Tenia de largo lo añadido noventa y cinco codos de norte á mediodia, y de ancho de oriente á occidente otro tanto, como el ancho de toda la mezquita. De esto cortó el pasadizo del alcázar, destinado para la salida del Califa á la azala, al costado del mimbar, dentro de la Maksuráh, con lo cual el nuevo edificio llegó á ser la mas hermosa añadidura jamás hecha á mezquita alguna

Otros contemplaban con asombro y envidia el enorme montón de la banca mientras el croupier lo ponía en orden, formando fajos de billetes, alineando columnas de fichas de diversos colores. Corrió de boca en boca la cifra: ¡cuatrocientos noventa y cuatro mil francos! Sólo faltaba una pequeña cantidad para medio millón. Pocas veces se había visto una ganancia tan rápida.

No, señor; no me debe usted más que mil quinientas cincuenta. , señora, le debo a usted dos mil, porque va usted a hacerme el favor de prestarme otros noventa duros... Necesito hacer algún regalito a mi novia y tengo poco dinero manifestó el joven poniéndose rojo como una amapola.

Se recogen igualmente en esta mision, el cacao, la cera, el sasafras, el algodon, y se hacen los mismos tegidos que en los otros cantones de la provincia. Sus producciones dieron al Estado, en el citado año de 1830, la cantidad de mil seiscientos noventa y cuatro pesos. Camino de San-Ramon á Magdalena.