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Eran sus síntomas el desdén y el hastío de cuanto le rodeaba, y la vaga aspiración a un bien remoto, confusamente trazado y medio desvanecido entre las nieblas y vapores de mil ensueños. Poldy desechaba por vulgar y necia la creencia de su hermano, de que un erudito alemán hubiese compuesto los versos sanscritos para entretenerse o para mostrar su pericia.

Se las ve con frecuencia veladas por vapores, revelarse en parte, volverse á ocultar, como si viajaran por el seno de la nube, alejarse aparentemente para acercarse de pronto, achicarse cuando el sol ilumina con limpieza sus contornos, crecer después cuando éstos se cargan de nieblas.

Ha sido un rasgo feliz y cristiano». En las nieblas que envolvían su pensamiento, la infeliz joven, al oír aquello del rasgo, se acordó de Feijoo y de sus prohibiciones; pero este recuerdo no la hizo arrepentirse de su acción. «Jacinta me encarga que a usted las gracias. No le guarda ningún rencor. Al contrario; usted ha sabido arreglarse para dejar buena memoria de .

El sol se ocultaba ya; las nieblas ascendían del profundo seno de los valles; deteníanse un momento entre los obscuros bosques y las negras gargantas de la cordillera, como un rebaño gigantesco; después avanzaban con rapidez hacia las cumbres; se desprendían majestuosas de las agudas copas de los abetos e iban por último a envolver la soberbia frente de las rocas, titánicos guardianes de la montaña que habían desafiado allí, durante millares de siglos, las tempestades del cielo y las agitaciones de la tierra.

Allí había pasado sus últimos años el dueño del buque, enfermo del corazón, con las piernas hinchadas, dirigiendo desde su asiento un rumbo que se repetía todas las semanas, á través de las nieblas, á través de las olas invernales que arrastraban pedazos de hielo arrancados á los icebergs.

Todo el inmenso panorama que en la tarde anterior habíamos contemplado estaba en las tinieblas, pero no ya en una oscuridad profunda, sino cubierto de un crespon vago de tinta gris oscura, algo mas clara en los espacios de las lagos, de cuyos senos se levantaban nieblas y vapores fijos al parecer, al principio, y luego errantes y dispersos.

He tenido ocasion de ver las copas de las hayas flotando sobre un mar de nieblas, he visitado las solitarias orillas de los sumideros, he recorrido cuevas donde jamas entró la luz del dia, he contemplado desde lo alto de los cerros las aguas silenciosas de las lagunas; y he creido distinguir aun en todos estos lugares los seres fantásticos de que los cubrió la poética imaginacion de la edad media.

Eran aquéllas los saludos de despedida de la estación; casi en seguida llegaron las primeras nieblas, luego las lluvias que nos advirtieron que se acercaba el invierno. El día que el sol, que tanto se nos había prodigado, desapareció para no mostrarse más que de tarde en tarde con la palidez propia de su declinación, hice un triste presagio que me aprisionó el corazón.

So... ... si... mo... Saturno bebió una copa de champaña acto continuo. Lo de pollo le había halagado. A la Marquesa se le ocurrió el disparate, tal vez sugerido por las nieblas del sueño, de mirar muy fijamente a Bermúdez, y ponerle unos ojos que ella sabía que in illo tempore mareaban a cualquiera. ¿Por qué no se casa usted? preguntó doña Rufina seria y melancólica, al parecer.

Decía que no me conviene el sol ardiente de Italia, sino las nieblas invernales del Norte; quiero contemplar una naturaleza triste y desolada como está mi alma; nada más a propósito que Holanda con sus pantanos, el Rhin con sus ruinas, Alemania con su cielo nuboso.