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776 "Vos sos pollo, y te convienen toditas estas razones; mis consejos y leciones no echés nunca en el olvido: en las riñas he aprendido a no peliar sin puyones." 777 Con estos consejos y otros que yo en mi memoria encierro, y que aquí no desentierro, educándome seguía, hasta que al fin se dormía mesturao entre los perros.

Yo no he hecho más que ahorrar trámites, ganar tiempo, difundiendo la grata noticia de que el marido de Petrona aceptará la cartera de Agricultura. La misión esencial del periodismo es secundar la obra del gobierno, contribuyendo a su sólida organización. Y nada más sólido que don Eleuterio. El resto de mis revelaciones carecía de importancia.

Desde este día quedas afecto a mi persona en calidad de archipámpano... Mis cardenales gritarán, pero, ¡peor para ellos! ya estoy acostumbrado... Vuelve mañana, al salir de vísperas, y Nos te impondremos las insignias de tu beneficio delante de Nuestro cabildo, y luego... te acompañaré a ver la mula, y vendrás a la viña con nosotros dos... ¿Eh? ¡Ja, ja! ¡Anda, vete!...

Á todo esto, el niño, que á mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas á un plato de magras con tomate, y una vino á parar á uno de mis ojos, que no volvió á ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, ó sea gallo, que esto nunca se supo: fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas.

¿Por qué no ha de venir? ¿De dónde saca usted que no vendrá? Yo no digo eso balbució Lucía ; sólo digo que si tardase.... En fin murmuró Artegui , yo tengo también mis ocupaciones.... Es fuerza que me vaya. No contestó Lucía cosa alguna; antes le soltó, y desplomándose otra vez en el sillón, ocultó el rostro entre ambas manos.

La firma de la señora marquesa, y nada más, con el plazo que desee y el interés que ella marque, si le parece mucho el seis por ciento. ¿Y si me viera yo precisada, más adelante, a acudir a usted con idéntico motivo que hoy? En ese caso, señora marquesa, sucedería, sobre poco más o menos, lo mismo que está sucediendo ahora. ¿Y si continuaran mis visitas a esta casa por no cesar los motivos?

Al pronto sólo pensó en alcanzar a Primitivo, y lo logró en lo alto del camino que baja a los Pazos. Aunque el cazador iba como el pensamiento, el rapaz corría en regla también. ¡Anda al demonio! ¿Qué se te ofrece? gruñó Primitivo al conocer a su nieto. ¡Mis dos cuartos!

La señorita Helouin, con la que quiero arreglar mis cuentas desde luego, es una ingrata. Mis pretendidos agravios hacia ella, deberían más bien recomendarme á su estimación; pero parece ser una de esas mujeres, bastante generales en el mundo, que no cuentan la estimación en el número de los sentimientos, que gustan suspirar, ó que se les suspire.

Pero yo he visto con mis ojos huellas en la tierra más grandes que patas de elefante, que nos enseñaban las gentes del país.

Si con este ofrecimiento se curaba de sus angustias mortales, ¿qué mayor satisfacción para ? Si andando el tiempo resultaba que no llegaban mis fuerzas tan allá como mis buenos propósitos, ¿qué culpa tendría yo de ello?