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¡Ahí le tienes! dijo el señorito a su aperador, señalándole al guitarrista. El señó Pacorro, alias el Águila, el primer tocador del mundo. ¡El Guerra, matando toros, y mi amigo con la guitarra!... ¡el disloque!

En una parte los Girondinos, condenados á muerte, Carlota Corday matando á Marat, ó un grupo de Bobespierre, Danton y otros jacobinos; en otro sitio, Milton rodeado de sus hijas, dictándoles su admirable «Paraíso perdidoen el centro de un salon, Napoleon con todos los soberanos y principales ministros de su época imperial; en el de otra sala los monarcas; presididos por Victoria y el emperador Napoleon Bonaparte.

Puede ser que en esto Montaner ande algo apasionado, atribuyendo toda la culpa á los Emperadores; pero lo que yo tengo por cierto, que el pueblo irritado ejecutó esta maldad y ellos no la atajaron. En Constantinopla se levantó el pueblo, y acometió los cuarteles á do estaban los Catalanes, y como si fueran á caza de fieras les iban degollando y matando por la Ciudad.

13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, deshaciendo la pared intermedia de separación; 16 y reconciliando a ambos con Dios por el madero en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Roguemos por la suerte del mundo Americano, Porque sus nobles hijos con palmas en la mano En nombre de un principio se abracen con amor; Roguemos porque caigan los réprobos caudillos, Que en el altar sagrado dan filo á los cuchillos, Para apagar, matando, de libertad el clamor.

¿Pero ustedes creen que a se me puede ocultar el gusto del arsénico?... dijo enteramente descompuesto, los ojos extraviados . Y no son tontas; ponen poca dosis... un centigramo, para irme matando lentamente... Y apuesto a que ha sido Ballester el que les ha dado el ácido arsenioso... porque también él está contra ... ¿Qué infierno es este, Dios mío?...

La Ilustración francesa se había dejado en un arranque de patriotismo; por culpa de un grabado en que aparecían no se sabe qué reyes de España matando toros. Con ocasión de esta medida radical y patriótica se pronunciaron en la junta general muchos y muy buenos discursos en que fueron citados oportunamente los héroes de Sagunto, los de Covadonga, y por último los del año ocho.

-Mira, Sancho -respondió don Quijote-: si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey, en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, porque yo sacaré de adahala, antes de entrar en la batalla, que, saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino, para que la pueda dar a quien yo quisiere; y, en dándomela, ¿a quién quieres que la sino a ti?

Tomó la gran redondela de cristal que estaba sobre la mesa, y al colocarla en uno de sus ojos fué tal su emoción, que faltó muy poco para que el disco duro y transparente cayese como un proyectil, matando á varios doctores del cortejo. Debo estar soñando se dijo el ingeniero . Esto no puede ser. Resultan demasiadas sorpresas juntas para que yo acepte como realidad lo que veo en este momento.

Antes de echarse el jaique sobre los hombros sacó su revólver de la faja, examinando escrupulosamente el estado de las cápsulas y el juego de la llave. ¡Todo corriente! Al primero que intentase algo contra él, le metía los seis tiros en la cabeza. Sentíase bárbaro, implacable, como uno de aquellos Febrer leones del mar, que saltaban a las playas enemigas, matando para no morir.