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Y a propósito de mi patrón, no he referido que al tiempo de partir, dándome un apretado abrazo, y sin duda para ofrecerme un testimonio maravilloso de su cariño y estimación, me reveló al oído que su famoso cañón estaba hecho de amianto. Ruego al lector que no divulgue el secreto.

Antonio González, lector incansable de novelas en varios tomos, creía en Juan Ort y otros personajes igualmente interesantes que venían á acabar su existencia en una tierra donde á nadie le preguntan su pasado.

No dudamos que al lector habrán de ocurrirse sabrosos comentarios, como ocurrieron á nosotros, después de conocido el documento, pues, es de tal naturaleza, que su lectura préstase á reflexiones de índole distinta, por más de un concepto.

No se imagine el lector, que en vez de una teoría científica, voy á ofrecerle un capítulo de mística: estoy seguro de que al concluir la lectura, se hallará convencido, de que aun bajo el aspecto puramente científico, hay en esta doctrina mucha mas exactitud y profundidad que en otras cuyos autores se guardan de emplear la palabra Dios, como si este nombre augusto manchase las páginas de la ciencia.

Sólo pido al lector que antes de condenarlas al desprecio las medite un instante. Dirijamos una mirada á la historia del arte. Hay un hecho que desde luego llama poderosamente la atención: la fecundidad prodigiosa de ciertas épocas y la esterilidad de otras.

Mas adelante, al resumir mis impresiones de viaje por la península, diré lo que pienso de las Andalucías en general. Por ahora sigamos nuestra ruta, pasemos por Madrid, y si el lector tiene la bondad de seguirme, penetremos en la Vieja Castilla. La cuesta del Guadarrama. Lo que vale un Real-sitio. El ciego Cornelio. San Lorenzo. La Casa del Príncipe. Algunas reflexiones.

Tengo completo dominio sobre mismo, no obstante el color engañador de mis cabellos; y si el lector insiste en que a pesar de todo lo dicho me hubiera valido más dedicarme a algún trabajo útil, sólo añadiré que mis padres me habían dejado en herencia diez mil pesos de renta y un carácter aventurero.

Tendré ocasion de tratar este asunto al escribir mis observaciones generales respecto de Francia y las particularmente relativas a Paris. Que el lector me disimule entretanto esta digresion, de que no he podido prescindir.

En esta amenísima Sierra vamos á comenzar, lector amigo, un viaje aéreo por toda la provincia de Córdoba, con que pondremos fin á nuestra tarea.

Los sabios resucitados. El lector palpará el fundamento de lo que acabo de exponer, y se desentenderá en adelante de las frivolas objeciones que pudiera presentar el espíritu de sutileza y cavilacion, asistiendo á la escena que voy á ofrecerle, en la cual encontrará retratada al vivo la naturaleza de las cosas, y explicada y demostrada á un mismo tiempo la importante verdad que deseo inculcarle.