United States or Guam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Unas, veces se decía que estaba detenido en Lancia: telegrama a Lancia reclamándolo. Otras, que no había pasado de Valladolid: telegrama a Valladolid. Otras, que no había salido de Madrid: telegrama a Madrid. Don Rosendo juró en esta ocasión que no encargaría más papel a Madrid, y lo haría traer de Bélgica.

Porque aunque todos los días se repetía la escena, nunca dejaba de producirle estupefacción dolorosa. ¡Un sacerdote con dos pistolas en las manos, en aquellas mismas manos que al día siguiente habían de tocar el cuerpo de nuestro Redentor! Alguna vez había visto a su maestro el rector del seminario de Lancia en la cama.

Lo fue por influencia o mediación de D. Martín de las Casas y otros próceres. No les costó trabajo obtener este nombramiento del obispo, porque Gil se había hecho notar extremadamente como alumno aplicado e inteligente en el seminario de Lancia.

Entró, al fin, en razón, siguieron las negociaciones y después de disputar como mercaderes el tanto y el cuanto de la dote, se fijó al fin lo que había de ser, y Granate consintió en dar su mano de sapo a la niña más preciosa que Lancia guardaba por aquella época. Pero faltaba la más negra. Faltaba decírselo a ella.

Su padre fue un mentecato a quien su madre, mujer de rara energía, tuvo siempre esclavizado hasta la degradación. De sus tíos, uno paró en el manicomio, otro fue notabilísimo matemático, pero tan excéntrico que sus rarezas se guardaban en Lancia como manantial de anécdotas chistosas; otro se metió en la aldea, se casó con una labradora y se mató a fuerza de aguardiente.

La nostalgia de Lancia, de la tertulia de Quiñones, y sobre todo de las burlas de su colega Valero, le impulsaron a dejar la patria gallega para venir de nuevo a habitar entre los lacienses. Valero, ascendido a presidente de sala, más ajado cada día, más jaranero y ceceoso, se sienta a la izquierda del prócer.

Alguna de Lancia, seguro, que vendría a hacerle una visita. Y ¿por qué se viene de lejos a visitar a un sacerdote no siendo su madre, o su hermana o su deuda? ¿No sabe esa señora que la fama de los sacerdotes es muy delicada y cualquier cosa la quiebra?

Verdaderos o inventados estos cuentos, contribuían a acreditarle entre el elemento infantil de Lancia como un monstruo de ferocidad del cual había que huir, si el temblor de las piernas lo consentía.

Pero los otros dos cayeron como fieras sobre él. Cuando se tiene dinero se quiere más. La ambición es insaciable. Fernanda era muy orgullosa y no pasaría por que ninguna otra chica en Lancia pudiese ostentar tanto lujo como ella. Si D. Santos elegía esposa en la población, le podría hacer competencia desastrosa: era una mosca que no se quitaría jamás de la nariz.

La frase de Obdulia le hizo un efecto terrible, porque imaginaba que lo de la dentadura postiza nadie lo sabía más que Dios y el dentista de Lancia que se la había puesto.