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Pues bien, aquí es un hecho que no escandaliza el que esa hija demande á su padre ante el juez, para reclamarle el salario que merece por haberle asistido, poniéndose en lugar de una criada. Si este hecho escandaliza, Paris ha tenido y tiene que presenciar más de un escándalo, porque aquel hecho no es invencion mía.

Maldito seas, juez, si no quisieras Mirar á nuestro Dios omnipotente, Y de esto

La joven se estremeció al oír esa pregunta: se apretó fuertemente las sienes con ambas manos, como si la tempestad desencadenada en su cerebro por las palabras del juez, amenazara con hacerlo estallar: después respiró fuertemente, hasta el punto de que el aire silbara por entre sus dientes, apretados, y por fin exclamó, con la expresión de repugnancia dolorosa y de impotente desdén de quien se siente maltratar y oprimir: ¿Ha concluido usted? ¿Quiere usted seguir divirtiéndose en atormentarme?

923 Ricuerdo que esa ocasión andaban listas diversas; las opiniones dispersas no se podían arreglar: decían que el Juez, por triunfar, hacía cosas muy perversas. 924 Cuando si riunió la gente vino a proclamarla el ñato, diciendo con aparato "Que todo andaría mal, si pretendía cada cual votar por un candilato."

Llegó la hora de castigar. El honor me lo pide. No soy un asesino, soy un juez. Aquel desgraciado hombre lo decía: 'Estamos engranados en la máquina, y la rueda próxima es la que nos hace mover. Sus dientes empujan mis dientes, y ando'». ¿Por qué suspiras, hijo? le preguntó su tía, observándole caviloso y suspirante.

Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante de la presencia del Señor, y él os ensalzará. 11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros; el que murmura del hermano, y juzga a su hermano, este tal murmura de la Ley, y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, no eres guardador de la Ley, sino juez.

En cuanto al de maese Marner parecía singular, y se habían conocido casos en que un hombre, después de haberse causado a mismo algún daño, había después requerido al juez para buscar al autor. El señor Macey, bien que tomara la defensa de Marner contra toda sospecha de superchería, ponía también en ridículo la idea de la caja de yesca.

Pido que se me deje hablar con el juez de instrucción. Francisco Ferpierre, juez de instrucción adscripto al tribunal cantonal de Lausana, era muy joven: todavía no tenía cuarenta años.

9 y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que fuere en aquellos días, y preguntarás; y te enseñarán la palabra del juicio. 10 Y harás según la palabra que ellos te enseñarán, [los] del lugar que el SE

Entonces el Príncipe, alzando resueltamente la cabeza y fijando la mirada en los ojos del juez, contestó con voz sorda: No diré por qué me he callado. Ya sabe usted la verdad, ¿por qué no me deja usted libre? ¿Qué más quiere usted?