United States or Namibia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hablóles con grande energía de las utilidades de la paz, descubriendo los fraudes y engaños del enemigo que nada deseaba más que tenerlos por compañeros de sus maldades en esta vida, y de las eternas penas del infierno en la otra.

Acercóse más á él y le preguntó con voz temblorosa: ¿Te has confesado, Pedro? ¿Por qué me lo preguntas? Porque estamos ofendiendo á Dios enormemente... porque estamos en pecado mortal... Si ahora nos muriésemos iríamos á dar al infierno. Yo ... no, porque eres una mártir.

Y al mismo tiempo que ellos iban llegando a la puerta de Carmona, atisbó el Cojuelo entrar por ella a caballo, con vara alta y los dos corchetes que sacó del infierno, a Cienllamas; y volviéndose a don Cleofás, le dijo: Aquel que entra por la puerta de Carmona es comisario de mis amos, que viene contra a Sevilla: menester es guardarnos.

Perdona si mis palabras te han ofendido. Fernanda hizo una mueca de desdén y se alejó exclamando: ¡Arrepiéntete, pecador, que el infierno tienes delante! ¡El infierno! Esta palabra, soltada a la ligera, como broma, hizo dar un vuelco a su corazón; despertó la preocupación constante de su existencia desde hacía algún tiempo. Todos los Gayoso habían vivido bajo la influencia de esta idea funesta.

El cristianismo había engañado al pobre, manteniéndolo en su triste estado con la esperanza del cielo y la amenaza del infierno. Era el carcelero espiritual que sostenía durante veinte siglos el extremo de su cadena.

Y si esto fuese para hacernos aborrecer el mundo y todas sus pasiones, alborotos, pompas y vanidades, el caso tendría explicación, salvo que yo, en vez de llamar novelas a los libros que así se escribiesen, los llamaría obras ascéticas, materia predicable, homilias o libros de moral severa y adusta, como Los gritos del infierno, los Casos raros de vicios y virtudes, las Agonías del tránsito de la muerte y los Estragos de la lujuria.

El infierno, aquella verdad tremenda, sublime en su mal sin término». « vencerás, Dios mío, vencerás exclamó en voz alta, hablando con las nubecillas rosadas que imitaban en el cielo las olas del mar en calma».

" Harto me holgara yo respondieron de la redoma que entrara uno de la Santa Inquisición para que, metiéndole a él en otra de cal y canto, me sacara a desta jaula de papagayos de piedra azufre. Pero has llegado a tiempo que me puedes rescatar, porque éste a cuyos conjuros estoy asistiendo, me tiene ocioso sin emplearme en nada, siendo yo el espíritu más travieso del infierno."

Claro está que doña Inés, que era mística muy elevada en sus pensamientos y un tanto cuanto asceta, aunque más en lo especulativo que en lo práctico, hacía que Juanita le leyese vidas de santos y libros devotos y morales como Monte Calvario, Gracias de la gracia, Gritos del infierno, Espejo de religiosos, Casos raros de vicios y virtudes y Estragos de la lujuria.

Y en voz queda, con acento de religioso terror: ¿ no tienes miedo a condenarte? Pues si mueres así... más fijo que la luz, te condenas. Y si viene la federal... que Dios la traiga y la Virgen Santísima... te mato, ¿oyes?, para que vayas más pronto al infierno.