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¡No tiene tal! gritó el Provisor, perdiendo un estribo por lo menos . No tiene tal; y esto ha sido... una imprudencia. Visita volvió la cara y sacó la lengua. «¡Cómo le tratapensó, envidiando a un hombre que osaba llamar imprudente al Obispo.

De aquel caos había de salir la Restauración, y la política del partido dirigía, por lo tanto, todos sus esfuerzos a excitar y mantener el desorden. Una palabra imprudente del general reveló a los más avisados que estaba bien al tanto de aquellos manejos: preguntó a la señora de López Moreno si, al salir ella de Madrid, no se decía nada en la corte de levantamientos socialistas en Andalucía.

Una idea imprudente, avivada por un deseo incontrastable, se apoderó entonces de Lázaro.

Y ni por sueños pasó por la imaginación de la duquesa, que aquel hombre pudiera ser don Pedro Téllez Girón. Tan imprudente le creía doña Juana, que á habérsela ocurrido aquel pensamiento, le hubiera desechado como absurdo. Y eso que siempre tenía en la memoria al duque de Osuna, porque le amaba. Pero para ella sola, con un amor encerrado en el fondo de su alma.

Poldy esperaba que permaneciese secreto su impremeditado desliz; el mal paso que había dado y que por lo menos calificaba ya de imprudente locura. Por otra parte, en ocasiones en que su humor era menos negro, Poldy se juzgaba con alguna indulgencia y hasta llegaba a absolverse de su culpa, dado que la hubiese.

A un niño se le amenaza con el Duende, ó porque no llore, ó por imprudente conducta de los que le educan. Excítasele la pasion del miedo, y se le imprime tan vivamente aquella especie, ó imagen, que despues nadie es capaz de desengañarle.

En el tiempo que he tardado yo en escribir este artículo para cumplir mi imprudente promesa, un hombre de ingenio fecundo hubiera sido capaz de escribir la historia de toda la raza humana; y, en menos tiempo, mis silfos son capaces de realizar lo más importante de su propia historia.

Otra repitió la reina con acento grave. Es urgente, urgentísimo, que vengáis esta noche; os espero con impaciencia. Nada temáis contando conmigo; atrevéos á todo. Esta noche, á la una, hablaremos más despacio. Venid. MargaritaLa última dijo la reina con acento opaco. «Lo que me pedís es imprudente. Decís que nuestras entrevistas son peligrosas en palacio. Desde el momento conocí el peligro.

En torno de los ojos persistía aquel círculo oscuro, negro, de agitación y dolor. El conde sentía apretarse su corazón cada vez que la veía. Costábale trabajo retener las lágrimas. Amalia no dio noticia a su amante del imprudente anónimo que había dirigido a Quiñones. Temiendo, por la actitud de éste, algún grave acontecimiento, resolviose a despistarle, ya que volverle la calma no era posible.

»Para esta empresa contaba con un arma, en cuyo manejo era yo muy diestra, sin que nadie me le hubiera enseñado: el falso rubor de novicia en aquel pomposo ceremonial mundano. Nada como ese recurso para ver sin ser vista y ponerse en situación de aceptar lo cómodo y agradable, y desechar lo molesto, sin pecar de imprudente en lo primero, ni de torpe o de vana en lo segundo.