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El autor dice en el texto que estas fiestas se verificaron en el año 1436, lo cual no es cierto, como puede verlo el que se tome la molestia de consultar la Crónica, sino en el año de 1435. V. la Crónica de D. Juan II, año 1435, pág. 357, cap. 11. Crónica del rey D. Juan.

Condicion social de los toledanos. La Semana Santa habia empezado, y era el momento mas oportuno de hacer una visita á la «imperial Toledo», la antigua capital de un reino morisco, y de la monarquía española hasta principios del reinado de Felipe II. Aunque en España todas las grandes capitales celebran con bastante pompa la Semana Santa, Sevilla, Toledo y Madrid llaman en esos dias principalmente la atencion.

Hallándose, después de una ausencia de dos años, solitario otra vez en su posesión de campo de Meclemburgo, le sorprendió una carta del rey Maximiliano II de Baviera, en que este monarca manifestaba el deseo de tenerlo á su lado.

No habrá oído usted decir punta a la madrileña, tacón Isabel II o hechura española, como se dice punta a la florentina, zapato Richelieu, tacón Luis XV, hechura inglesa.

Allí se presenta una mujer más ajicarada, con más terciopelos, bordaduras de oro y más dijes que la Virgen del Rosario. Esta es la reina doña Isabel II dije yo para . Pues no, señor, no era la reina. ¿Saben ustedes quién era? ¡Ni más ni menos que la Gaviota, la malvada Gaviota, que andaba aquí descalza de pies y piernas!

El clima de Cuba y Filipinas le había dejado en los huesos, y como era todo él una pura mojama, relumbraban en su cara las miradas de tal modo que parecía que se iba a comer a la gente. A un guasón se le ocurrió llamarle Ramsés II, y cayó tan en gracia el mote, que Ramsés II se quedó.

Véase la lámina Córdoba desde el castillo de la Carraola. De aquí vino el llamarse despues Campo de la verdad aquel gran llano que está al otro lado del rio al mediodia de la ciudad. Historia de Córdoba, M. S. citado de la Real Academia de la Historia, H. 12, tomo II, pág. 343 y siguientes.

El proceder de Felipe II no era de naturaleza para fortificar en su Ministro ese patriotismo personal. Perseguido en tierra extranjera, Pérez se consideraba desligado del juramento de fidelidad.

Gayangos en la nota 2, cap. II, lib. El testimonio de estos se conforma también con las observaciones de los anticuarios, que por la grande abundancia de fragmentos romanos que en la Aljama arábiga se advierte, asignan á estos un origen pagano y suntuoso, solo propio de un gran templo, ó de muchos monumentos antiguos á la vez; y al propio tiempo no se opone á las deducciones de nuestros respetables historiadores.

Caramuel, Primus Calamus, tomo II, pág. 690. Pellicer, tomo I, pág. 216. No se vaya á creer que las palabras de esta corte indican que el autor tiene con ella relaciones íntimas, porque la corte, en general, significa sólo la residencia del Monarca.