United States or Turkmenistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Y qué ambiente!... ¡Qué diafanidad!... ¡Ya por aquí sólo se toma olor a flores, a yuyos, a campo, a naturaleza! ¿No se toma olor a ciudad? ¿Qué raro, eh?... dijo riendo amablemente Ricardo. ¡Eso es! No se toma olor a ciudad; es decir, olor a bodegones, a cloacas, a hoteles, a multitudes. ¡A multitudes!... pero ¡qué buena observación! ¿Conque no hay multitudes en despoblado?

En época de feria vagaba por las inmediaciones de los hoteles esperando a un «inglés», pues para él todos los viajeros eran ingleses, con la esperanza de servirle de guía. ¡Milord!... ¡Yo torero! decía al ver una figura exótica, como si su calidad profesional fuese una recomendación indiscutible para los extranjeros.

La Avenida de Mayo abrió ante ellos su larga perspectiva: dos filas de altos edificios y dos líneas de aceras orladas de árboles, con grandes escaparates y numerosos cafés y hoteles, que esparcían fuera de sus puertas mesas y sillas.

Por estas penumbrosas estancias circulan sin cesar nuevas sombras y más sombras, vidas y más vidas, dramas y más dramas. Se me dirá que lo mismo sucede en los hoteles, en las calles, en los ferrocarriles, dondequiera que se congregan las gentes. Y es verdad.

La vida es enteramente distinta que en el Brasil: el clima, las costumbres, la lengua, todo es diferente. La sociedad es fácil y agradable: en Buenos-Aires, cuyo clima es delicioso, se cuentan algunos buenos edificios, cafés, hoteles, tiendas elegantes, muchos casinos, donde se reune una buena sociedad, excelentes paseos, dos teatros, hermosas mujeres.

La poblacion es pequeña y de corta importancia: hay dos ó tres hoteles, entre ellos uno ingles que está regularmente servido . De Madera salimos para Santa Cruz de Tenerife empleando cuarenta y ocho horas. Yo venia de recorrer paises extranjeros todos; hacía bastante tiempo que faltaba de España y tenia necesidad de hablar nuestra espléndida lengua y recordar á mi querida patria.

Para Edwin Gillespie la única realidad era miss Margaret, y los días que no la veía, aunque sólo fuese por unos momentos, se imaginaba que el cielo era otro y que se desarrollaban en su inmensidad tremendos cataclismos de los que no podían enterarse los demás mortales. Toda una primavera se encontraron en los tés de los hoteles elegantes de Nueva York.

Os acercáis, y un criado desciende la escalera al punto y os invita con la mayor atención á visitar la casa, aunque la familia esté presente. Yo había visto espléndidos palacios y suntuosos hoteles en Francia, en Inglaterra, en Barcelona y Madrid; pero no tenia idea de casas tan preciosas, tan romanescamente orientales como las que visité en Cádiz y Sevilla.

En cuanto a hoteles, pueden mencionarse el del Parque, un poco fuera del Centro, pero accesible en carruaje o por tranvía, el Oriental, el de La Nata, el Colón y el Barcelona, sin que esto agote la lista, pudiendo el viajero consultar la opinión de los conocedores.

Los condes y marqueses deseosos de una heredera rica se agolparon en torno de miss Craven en los grandes hoteles, en las playas de moda y las estaciones invernales de Suiza. ¡Diez y nueve años, y sesenta millones de dólares!...