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Habiendo hecho ya una ligera mencion de Burdeos y Bayona, apuntaré algunos detalles ántes de terminar el capítulo de Francia, sobre algunas otras ciudades de la misma nacion, que he visitado. Lyon es importante por su floreciente industria: mucho movimiento: algunas calles elegantes, hoteles regulares, buenos paseos y edificios: recuerdos históricos de interes.

Allí, en medio de esos deliciosos paisajes, tan poco lejanos de Báden-Báden, olvida uno con encanto las miserias de vanidad y ostentacion; de imposturas fascinadoras y codicia que se disputan la admiracion y los montones de oro en el Salon de conversacion; la sociedad sofística de la ciudad parece mas absurda, y se comprende cuánto mas vale la vida honrada y tranquila de los habitantes del valle del Mürg, que la estéril agitacion de los que pueblan los hoteles de Báden-Báden.

Tiene Munich un teatro magnífico de ópera próximo al Palacio Real, donde ademas se representan comedias: uno y otro en aleman, como sucede en Suiza, donde he oido casi todas las óperas del repertorio aleman. Cuéntanse otros varios teatros. El viajero encuentra en Munich excelentes hoteles, cafés y paseos: inútil es añadir que existen muchas ricas bibliotecas donde se lee y estudia mucho.

Antes de llegar y en el mismo camino de hierro, nos recogieron los pasaportes; al apearnos, nos preguntaron nuestros nombres, nos hicieron designar el hotel adonde nos dirigíamos, y los dias que pensábamos permanecer en su recinto. Nos registraron los equipajes, y despues tuvieron la bondad de dejarnos seguir á nuestros hoteles....

Creo tener una vigorosa experiencia de hoteles y posadas; conozco en la materia desde los palacios que bajo ese nombre se encuentran en Nueva York, hasta las chozas miserables que en los desiertos argentinos se disfrazan con esa denominación.

No lo cambiara Barbarita por ninguno de los modernos hoteles, donde todo se vuelve escaleras y están además abiertos a los cuatro vientos. Allí tenía número sobrado de habitaciones, todas en un solo andar desde el salón a la cocina. Ni trocara tampoco su barrio, aquel riñón de Madrid en que había nacido, por ninguno de los caseríos flamantes que gozan fama de más ventilados y alegres.

Ahora la familia estaba en sus comienzos, por ser los padres todavía jóvenes, y se limitaba á ocupar cuatro camarotes en los buques y cinco cuartos con salón común en los hoteles. Diez años más de vida y de prosperidad en los negocios, y la caravana familiar, al hacer otro viaje á Europa, arrendaría todo un costado del paquebote y un piso entero en los «Palaces».

El hotel de Puerto Rico, donde tío Manolo se alojaba, no era, en realidad, más que una mediana casa de huéspedes. Nada de cuanto caracteriza a los hoteles se encontraba en él; ni movimiento de criados, ni entrada y salida de viajeros y equipajes, ni ruido de ninguna clase. Por lo demás, éstos eran fijos y no pasaban mucho de una docena.

Hay otros diferentes hoteles en el interior de la ciudad, poco apetecibles ciertamente, pero buenos para las gentes del pais. Hay tambien en Rio Janeiro dos ó tres cafés donde sirven helados todo el año; la nieve la reciben de los Estados Unidos: y ahora hablarémos un poco de los elementos del pais.

Los cementerios, de una blancura agresiva, parecen esfumarse y se pierden en el risueño paisaje como una nota sin importancia. La suavidad del cielo y del ambiente los convierte en jardines. ¡Un cadáver ocupa tan poco sitio y la tierra es tan grande!... Los hoteles que fueron hospitales redoran sos rótulos, desinfectan sus habitaciones, envían anuncios á los grandes diarios de la tierra.