United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pudiera señalarse como un rasgo notable de la fisonomía de este país la aglomeración de ríos navegables que al Este se dan cita de todos los rumbos del horizonte para reunirse en el Plata y presentar dignamente su estupendo tributo al océano, que lo recibe en sus flancos no sin muestras visibles de turbación y de respeto.

Un día, al atardecer, vieron los tripulantes unas montañas azuladas por la distancia: la isla de Mallorca. Durante la noche se deslizaron á lo largo del obscuro horizonte los faros de Ibiza y Formentera. Al salir el sol, una mancha vertical de color de rosa, igual á una lengua de fuego, apareció sobre la línea del mar. Era la alta montaña del Mongó, el promontorio Ferrario de los antiguos.

Una tenue nubecilla, algo así como una leve pincelada blanca, destacábase en el azul del horizonte ante la proa del trasatlántico. Era un velero, todavía lejano, que navegaba con el mismo rumbo del Goethe.

Más acá esparcíanse, por la línea irregular del horizonte, grupos apretados de luces o rosarios de llamas sueltas, como si la tierra fuese una laguna de betún que reflejase los astros sombríamente. El Mosco extendió el brazo con la seguridad de un experto conocedor del nocturno paisaje. Las luces más cercanas eran de Bellavistas y las Carolinas; las otras de Chamartín y Tetuán.

Tras los árboles y las casas que cerraban el horizonte asomaba el sol como enorme oblea roja, lanzando horizontales agujas de oro que obligaban á taparse los ojos.

No se daba por convencida Doña Paca, que sintiéndose minada de una melancolía corrosiva, no veía ya en la existencia ningún horizonte que no fuera ceñudo y tempestuoso.

Al salir Maltrana a un gran espacio limpio de casas, la vista del cielo libre y de la sierra disipó su impresión de náusea. El Guadarrama obstruía el horizonte con su masa de color de rosa coronada de pirámides de sal.

Debajo percibió una mancha amarilla, el bosque de robles de la Granja. Más abajo las torrecillas anaranjadas de su casa solariega. La lluvia ha cesado. Un viento frío barre las nubes y las precipita detrás de los montes. El firmamento se despliega trasparente con el pálido azul de los días de otoño. Algunas estrellas apuntan ya como diamantes en el horizonte.

Y ella, ignorante de los pensamientos de su compañero, engañada por la inmovilidad de su rostro, seguía hablando con la mirada perdida en el horizonte, hablando con voz queda, lo mismo que si se contase á misma sus ilusiones.

Inefable contento llena los pueblos; lo que no es extraño, porque todo el mundo se llama Juan. La madrugada del 24 es la más poética de las 365 que hay en el año. No amanece, no, como en los demás días. Hay playas donde aparecen fantásticas ciudades. El sol no se presenta sobre el horizonte con la circunspección que parece inherente á sujeto de tanto peso y calidad, no.