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Después de esto, cuanto hayan trabajado nuestros Misioneros en criar y mantener estas tiernas plantas, no se puede explicar mejor que refiriendo sinceramente, sin añadir nada de mío, algún hecho particular y parte de carta verídica, como lo haré, donde quiera que halle coyuntura, trasladando fielmente los originales con que esta historia quedará más fidedigna y el gusto de los lectores más satisfecho.

Pero como al fijarse nuestra percepcion en un objeto no siempre distinguimos las varias razones en que puede ser descompuesto; aunque la idea de ser se halle en todos los objetos percibidos, no es directamente percibida por nuestro entendimiento, hasta que la reflexion la separa de todo lo demás.

Cualquiera que se halle en ese caso, responde usted. ¡Picarillo! le responden; , a con esas... Esa es la X *. Como si no hubiera más que una en Madrid.

Este español le dijo, "á de caballero hijodalgo, no solo cinco caballos atados á las ramas del rábano, sino que comí de él, y lo hallé muy tierno." Con este motivo le habló tambien de un melon del mismo valle de Ica, que pesaba cuatro arrobas y tres libras, y del que se tomó y testimonio ante escribano!

Entré en mi casa menos contristado por la impresión de las secretas llagas que había tenido ocasión de ver, que humillado de mismo, por mi impotencia para llegar a nada práctico. Hallé a Oliverio esperándome; estaba cansado y aburrido. Vengo de casa de Agustín le dije.

Hay belleza, elegancia y distinción para todas las edades, con tal de que no falten la salud y el aseo. Y como el Barón está saludable y es aseado y pulcro, yo le hallé y le hallo siempre muy agradable persona y además un hermoso viejo.

No se observa en su trabajo nada superfluo, nada que no se halle en riguroso acuerdo con la idea fundamental de cada una de sus obras: todas las partes de ella forman un conjunto orgánico acabado, lo particular en la más estrecha relación con lo general, y es imposible suprimir una escena sin destruir por completo la harmonía de la obra.

Aquel día mi chiquita no salió al balcón, sin duda avergonzada de su condescendencia; pero al siguiente la hallé dispuesta y aparejada al combate de miradas, señas y sonrisas, que ya no escasearon por ambas partes.

»Digo, en fin, que yo me hallé en aquella felicísima jornada, ya hecho capitán de infantería, a cuyo honroso cargo me subió mi buena suerte, más que mis merecimientos.

Hemos admirado tambien las maderas y el enrejado del coro, los cuadros de Luis de Bologne, de Touvenet, de Hallé, de Coypell y de Felipe de Champagne; los opulentos mausoleos del conde de Harcourt, del cardenal de Belloy, de.... En fin, he admirado tantas cosas, que si las hubiera de decir, seria menester que escribiera un libro, como dije antes.