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Carta sin fecha: «No se si es sobra de tiempo ó falta de gusto juntar V. E. estos papeles que me escribe, pero de cualquiera suerte quisiera que fueran, ya que ignorancias mias, en su original por lo menos, por que aunque tengan los nombres no serán mias, pues de partos y adulterios ya no tendrian la primera forma que les di en sus principios.

Don Román, severo e irascible, dictó nuevas órdenes, amenazó con duros castigos, y luego, haciendo un gesto de dolor, pronto borrado por una expresión resignada de tristeza, vino al estrado. Siéntate, siéntate aquí, en este sillón. ¡Qué gusto me da verte! Cuando te fuiste creí que no me volverías a ver.... Estoy ya muy viejo. ¿No me ves? En Febrero cumpliré los setenta y dos.

Multiplícanse unos sobre otros los relieves, distribúyense caprichosamente acá y acullá las leyendas religiosas, repítese mil veces en las paredes de los salones y los patios un mismo verso del Coran, un mismo mote. Reina en muchas partes un gusto frívolo: hay en todo belleza, pero belleza de ejecucion, no esa belleza que el sentimiento inspira.

No pude contenerme, y llevé a mis labios aquel libro, aquella página, aquel nombre que no gusto de repetir, aunque resuena en mis oídos como celeste melodía; que está grabado en mi corazón; que no se aparta de mi mente; que para expresa todo cuanto hay de tierno y puro y santo aquí en la tierra.

La idea de un superior acuerdo entre el buen gusto y el sentido moral es, pues, exacta, lo mismo en el espíritu de los individuos que en el espíritu de las sociedades.

Se detuvo unos instantes, como si dudase, y añadió al fin con trágica calma: Tal vez encuentres frente á ti rostros conocidos. La familia no se forma siempre á nuestro gusto. Hombres de tu sangre están al otro lado. Si ves á alguno de ellos... no vaciles, ¡tira! es tu enemigo. ¡Mátalo!... ¡mátalo! Después del Marne A fines de Octubre, la familia Desnoyers volvió á París.

Huélgome mucho de hallaros En esta ocasión aquí: Llegad, que quiero abrazaros. ABIND. Sin duda trae Alborán Buenas nuevas. ZOR. No me dan Poco gusto, si este invierno Descansare del gobierno De militar capitán. ABIND. ¿Dejó Fernando la guerra? ALBOR. Por este año está olvidada.

No le deseaba la muerte, pero hubiérale visto con gusto descender a la tumba, con tal que se llevase a ella el secreto. Jacobo preguntó: ¿Te acuerdas de aquella noche en que se te quemó el gorro de dormir en el Grand Hôtel?...

La cantaora, que le vió desde el columpio, guiñó sus ojos maliciosos y le soltó esta copla: «Mocito que está á la puerta mirando para el columpio: entre usté y columpiará la que sea de su gustoTodos los rostros se volvieron entonces risueños hacia él. Manolo avanzó confuso y dijo galantemente: De mi gusto, prenda, ninguna más que usté. Pues colúmpie me usté, hijo, y de salud le sirva.

Había en ella buenos cuadros, bronces de mérito, encuadernaciones y grabados que merecían verse por un hombre de tan nobles aficiones y de tan buen gusto como él; sólo que Ángel, aunque muy reconocido a tan inmerecidas deferencias, no se atrevía a abusar de ellas ni juzgaba que debía hacerlo por entonces.