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Y luego, cuando el sacerdote consumía: «Bendito sea el Señor que me ha deparado la ayuda del marqués de Saldeoro, ese caballero sin igual, fino y atento como no hay otro... ¡Y qué hermosos ojos tiene, qué guapo es y con qué elegancia viste! Aquello es vestirse; lo demás es taparse... ¡Qué bien habla, y cómo se interesa por !

, quiero ver esa fiesta, ser absorbida completamente por ese espectáculo brillante. ¡Dichosos ellos! ¡Bravo, joven! ¡qué ligereza! ¡qué gracia! ¡cómo me gustan el color de tu basquiña y las trenzas de tu moño! ¡qué bien hace esa flor azul en tus cabellos rubios! Pero te aproximas a tu pareja... ¡Guapo mozo! sus ojos te miran con amor... El también tenía una dulce mirada, pero...

Este paso fué la gota que hizo rebosar el coraje de Velázquez, demasiado tiempo comprimido. Volvióse hacia ella y con gesto desabrido le preguntó: ¿Qué se le ha perdido á usted aquí, niña? Era costumbre fatal del guapo tratarla de usted cuando estaba enojado, para hacer más ostensible su desdén.

Con éstas y otras invenciones para ocultar sus haraposos vestidos, el vendedor de periódicos quedó tan guapo que no parecía el mismo. Mucho se vanaglorió de su persona cuando le pusieron ante el espejo de un estuche de costura para que se mirase. Estaba el chico deslumbrador. En seguida principió el baile.

Juanito es muy bueno.... Pero ¿y Rafael? Cada vez estoy más orgullosa de él.... ¡Qué guapo! Es el vivo retrato de su padre, el segundo marido de usted. Estas palabras de Teresa debieron halagar mucho a la señora, pues correspondió a ellas con una sonrisa. Pero oiga usted, Manuela: tengo entendido que Rafael le da muchos disgustos. Algo hay de eso; pero... ¿qué quiere usted, Antonio?

Febrer movió la cabeza. ; conocía el arma: él mismo se la había traído de Ibiza. Pues con esto continuó el chicuelo no hay guapo que se nos ponga delante. ¿El Ferrer?... ¡mentira! ¿El Cantó y todos los otros?... ¡mentira también! ¡Y pocas ganas que tengo yo de usarlo!...

Al fin, cansada de tanta mudanza, ancló sus afectos en el coronel, un guapo mozo, y tuvo una hija... ¡Silvia, la niña de monsieur Jaccotot, era esta hija del coronel, o, mejor dicho, del regimiento! La fille du regiment!...

De estampa continuaba bien, muy bien; algo desmadejadillo y perezoso, pero guapo, muy guapo; y como seguía el cambio de retratos, no ya entre los padres, sino entre los hijos directamente, si la sevillana había perdonado al primo muchos pecados de estilo en virtud de aquellas otras dotes físicas, también el mejicano, en vista de las extraordinarias de su prima, había sabido dispensarla el matraqueo de sus guasas, y con mayor facilidad las incurables faltas de ortografía.

Eres tan hermosa, que puedes ambicionar cuanto se te antoje. Y don Andrés no es un usía desabono como el de la copla; es una persona inteligente, estimada y respetada por todos: mejor y mucho más joven que yo. Será todo lo que quieras; mas para eres el más inteligente, el más joven y el más guapo.

Yo le encuentro guapo declaró la joven con entusiasmo. ¿Habrá que decírselo? La joven se echó a reír y dijo con más seriedad: La verdad es que la edad no importa en la cuestión. Hay octogenarios sin bagajes, y Mozart y Bonaparte eran ya viejos de gloria a los treinta años. ¡Ay! señorita, ¿hay que ser Mozart o Bonaparte para encontrar gracia con usted?