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Una noche, pasando por delante del dormitorio, Carlos le oyó pronunciar claramente estas palabras: El capitán las echa de guapo para deslumbrar a la chiquilla; pero es para ; y si quiere andarse en chanzas le corto el pescuezo en menos que canta un gallo. Una oleada de cólera le subió al cerebro, y el joven oficial abrió de repente la puerta...

Y como si le doliese tener que abandonar la empresa, dijo a Ojeda: Usted podía dedicarse a este negocio. Si quiere, le presto mi camarote para espiar desde él. Fíjese bien... se trata de una princesa. Y seguramente que si es usted el que la busca, ella se dejará ver. Usted es de mejor presencia que yo: más guapo, más elegante.

Me acuerdo de verte pasar por delante de casa con el cartapacio de cuero colgado al cuello. ¿No teníais la escuela en el atrio de la iglesia?... , ; lo recuerdo perfectamente. El maestro era un aldeano bastante bárbaro. Mi madre reñía con él algunas veces por lo mucho que os maltrataba. eras muy guapo de chico, pero también muy travieso.

En cambio sería una gran lástima que el señor Godfrey, el mayor, guapo mozo de fisonomía franca y de buen carácter, que un día heredaría las propiedades, se pusiera a seguir el mismo camino que el hermano, como había parecido hacía poco.

En el espléndido club, donde iba yo a comer casi de diario, me encontré a un rico y amable comerciante de origen español, trabé con él amistad y acabamos por hacernos muy íntimos. Era hombre de cuarenta y cinco años a lo más, pero parecía más joven por lo muy guapo, alegre y elegante.

Sus celos no estuvieron dormidos mucho tiempo, por desgracia. Principiaron á atormentarla con ocasión de las frecuentes y largas pláticas que el guapo mantenía con Paca la de la Parra.

Déjemelo usted, don Julián... suplicó ella . ¡Qué guapo!, ¡qué pelo!, ¡qué ojos! ¿De quién es esta criatura? Nunca el timorato capellán sintió tantas ganas de mentir. No atinó, sin embargo. Creo... tartamudeó atragantándose , creo que... de Sabel, la que guisa estos días. ¿De la criada? Pero.... ¿está casada esa chica? Creció la turbación de Julián.

La marquesa, por vecindades en la mesa redonda del hotel en que se hospedaba, había trabado amistad con una señora de buen aire, la cual señora tenía dos hijas muy guapas: la una y las otras eran, además, muy discretas y muy distinguidas de porte. Tampoco eran de Madrid condición muy del gusto de la marquesa ; pero sin ser de Madrid se puede ser guapo, y hasta listo y elegante.

Por lo que no se guardó ya tanto de él: festejaba á la tabernera con su habitual desembarazo y sostenía con ella, hasta en presencia del guapo, largos apartes en los cuales se embromaban y reían como locos. La desazón de Velázquez era tan grande que para nadie pasó inadvertida. Se hicieron comentarios en voz baja y no faltó quien reconviniese á Antonio por su conducta.

¡Vaya si me atreveré! ¡Y nos veremos allá, señor guapo! Pues no tienen ustedes más que avisar. Le cojo a usted por la palabra, señor don Claudio, con permiso de papá; y comienzo por mandarle que nos ayude, hoy mismo, a formar la lista de las expediciones que hemos de hacer por tierra y a pie... Repito que estoy a sus órdenes. Y por mar... Eso ya varía, Nieves. De la mar no entiendo jota.