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Están dominados de una idea; y la expresan tan fuertemente, que al parecer no consienten otra á su lado. Todo en su lenguaje es absoluto, exclusivo. Preven la lucha que habrán de sostener, quizás la experimentan ya; y así concentran toda su fuerza en la idea cuyo triunfo se proponen, y llegan á perder de vista todo lo que no es ella.

El último emperador intentó asesinar al profeta; pero éste poseía la fuerza, y creyó llegado el momento de pasar de las palabras á la acción. Había traído del otro mundo los explosivos y las armas de fuego.

Pero á poco tiempo de este acontecimiento MacGregor marchaba á las Antillas, á consecuencia de disensiones habidas entre él y sus compañeros; y Piar, con 1.500 hombres, se dirigia hácia la provincia de Guayana con intencion de unir su fuerza á la que alli mandaba Cedeño.

¡Ah! ruega por tu pobre madre, que tiene tanta necesidad de perdón exclamó la señora de Latour-Mesnil arrodillándose y ocultando su frente entre las manos. ¡Madre, madre mía! dijo Juana levantándola con fuerza, y estrechándola contra su corazón. ¿Qué tengo que perdonarle? ¿no me he engañado yo también?

Le había cogido una mano y se la apretaba y acariciaba con intermitencias nerviosas. De vez en cuando la llevaba a los labios y se la besaba con fuerza. Doña Paula la miraba con enternecimiento y sonreía gozándose en la felicidad que inundaba el corazón de su hija. El reloj del comedor vibró, dando las doce y media. Gonzalo levantóse apresuradamente. ¡Oh, qué tarde! ¿Qué dirá don Rosendo?

A vosotros, ó justo Radamonte Y Minos, que con leyes inmutables En los obscuros reynos del espanto Regis las almas tristes miserables, Si acaso tiene fuerza el ronco canto, O murmurios de versos deleytables, Por ellos os conjuro, ruego y pido Ablandeis este pecho endurecido.

¡Sin duda que no! replicó el alto empleado irguiéndose con altanería; ¡V. E. no me fuerza, V. E. no me puede forzar á , á á que participe de su responsabilidad!

Pero en Jerez, el rico estaba sobre el pobre a todas horas, para hacerle sentir su influencia. Era un centauro rudo, orgulloso de su fuerza, que buscaba el combate, se embriagaba en él y gozaba desafiando la cólera del hambriento, para domeñarle como a los potros salvajes en el herradero. El rico de aquí es más gañán que el trabajador decía Salvatierra.

Extraño es el suceso, y que pedía Más ingenio y mas tiempo; mas si es fuerza Obedecerte, digo que aunque mate El Rey á ese hombre, no remedia nada, Pues se queda la Infanta sin remedio, Y casarle con ella está más puesto En razón y justicia. ¿De qué modo, Siendo casado el hombre? Dando muerte

Pero quince minutos después me paseaba libre y sereno sobre la cubierta de popa, fumando y riendo, y luego, en asocio de un amigo y compatriota, hacia saltar el corcho de una botella de champaña para beber por la patria, diciéndome interiormente: «El hombre es el rey de la tierra, porque su fuerza es el espíritu y su cetro la voluntadEL OC