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30 Mas no se comerá de expiación alguna, de cuya sangre se metiere en el tabernáculo del testimonio para reconciliar en el santuario: al fuego será quemada. 3 Y de ella ofrecerá todo su sebo, la cola, y el sebo que cubre los intestinos. 5 Y el sacerdote hará de ello perfume sobre el altar [en] ofrenda encendida al SE

Comenzaba el crepúsculo. En el cauce del río, las charcas y riachuelos, reflejando en su fondo el rojo horizonte, brillaban como si fuesen de encendida lava. En la ciudad, los vidrios de los altos balcones y de las esbeltas torrecillas destacábanse sobre la masa obscura de los edificios como placas de fuego.

Las comedias mencionadas son las mejores de las que conocemos de Guevara; y las restantes, aun cuando en general nos agraden menos, se distinguen, sin embargo, por sus motivos dramáticos oportunos é interesantes situaciones, y prueban en sus rasgos aislados, en su energía y belleza, y en la animación y fuego de las descripciones, el talento poco común de su autor.

7 Y todas sus esculturas serán despedazadas, y todos sus dones serán quemados en fuego, y asolaré todos sus ídolos; porque de dones de rameras se juntó, y a dones de rameras volverán. 8 Por tanto lamentaré y aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré gemido como de dragones, y lamento como de los hijos del avestruz.

Mientras ejerce señorío sobre una, la hace dichosa. Su cariño es miel, su amor fuego, sus deseos un continuo servir, sus manos un perpetuo regalar; y además de estas fecundas cualidades, que le abren los corazones más cerrados y le entregan los cuerpos más deseables, emplea dos recursos, en los que funda grandes victorias.

No lo creo respondió Van-Horn . Creo más bien que se trata de una venganza. Preparémonos a hacer fuego. Entretanto, los arfakis sujetaban con bejucos a la espalda del desgraciado un haz de hojas secas. El prisionero lanzaba gritos y se revolvía furiosamente.

Se volvió hacia el hogar, en que los dos troncos de leña habían caído separándose y no esparciendo más que un fulgor rojizo y dudoso, y luego se sentó en su silla junto al fuego.

José del Olmo en la Relacion del auto general de fe, celebrado en Madrid en 30 de Junio de 1680, pone estas palabras, viendo que algunos reos se tiraron á las llamas, i conociendo cuan mal habia salido la cuenta á la Inquisicion, ó por lo menos á la religion cristiana, con la crueldad de los jueces del Santo Oficio: «Puede ser que hiciese reparo algun incauto en que tal ó cual se arrojase en el fuego, como si fuera lo mismo el verdadero valor que la brutalidad necia de un culpable desperdicio de la vida á que se sigue la condenacion eterna.» I conociendo Olmo que aquellos que morian tan heróicamente eran tenidos por mártires, dice estas razones para prevenir los argumentos de los judíos: «Los mártires no los hace la muerte, sino la causa, i muchas veces suele remedar el error las hazañas de la verdad

El fuego le había empujado a un extremo de la plaza; pero apenas se refrescó el ambiente, volvió a la puerta del cafetín, cerca del laurel cargado de buñuelos, cuyas ramas se habían tostado. La falla seguía ardiendo, con sus estallidos de leña vieja, que sonaban como tiros.

Vaya dijo Lázaro, afectando incredulidad para saber más, algún motincillo insignificante.... ¿Motincillo? Algo más dijo el otro, sentándose y avivando con una badila el escaso fuego que en un brasero había. Robespierre subió sobre sus rodillas de un salto y se acurrucó allí con admirable franqueza republicana. Pues yo voy también allá dijo Lázaro, deseando que Pinilla desembuchara.