United States or Moldova ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pues bien: en cuanto lo supe y me enteré de que había llegado en retirada Gravina con unos cuantos navíos, fui a ver si entre ellos venía el San Juan, donde estabas ; pero me dijeron que había sido apresado. No puedo pintar a ustedes mi ansiedad: casi no me quedaba duda de tu muerte, mayormente desde que supe el gran número de bajas ocurridas en tu navío.

Nela... ¿ por estos barrios?... Creíamos que estabas en casa de la señorita Florentina, comiendo jamones, pavos y perdices a todas horas y bebiendo limonada con azucarillos. ¿Qué haces aquí? ¿Y , a dónde vas?

Yo no he podido, después que te conozco, pensar nada futuro sin que á mis ideas acompañara la idea de tu persona como parte de mismo. No he podido pensar en la adquisición de alguna cosa, de algún objeto, de alguna felicidad, sin que pensara en que disfrutarías de todo eso antes que yo. No he tenido desgracia alguna ni pérdida sin figurarme que estabas á mi lado llorando conmigo.

Luego se sentó en el suelo, abarcando las rodillas con los brazos, y quedó inmóvil. El luminoso marfil de su dentadura brillaba sonriente sobre el rostro moreno. Sus ojos maliciosos fijábanse en el señor con una expresión de can alegre y fiel. Pero ¿no estabas en Ibiza para ser cura? preguntó Jaime mientras atacaba la comida. El muchacho movió la cabeza. , señor; estaba.

32 La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; 33 sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido. 34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con manos, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

Lo que yo te decía, chica, lo mismo fue enterarse de que estabas en las Micaelas haciéndote la católica, que se le encendió el celo, y todas las tardes pasaba por allí en su featón. Los hombres son así: lo que tienen lo desprecian, y lo que ven guardado con llave y candados, eso, eso es lo que se les antoja. Quita, quita... dijo Fortunata, queriendo aparecer serena . No me vengas con cuentos.

Parecía embebida por completo en la conversación, describiendo con naturalidad sus impresiones de viaje, expresando sus opiniones con la misma indiferencia que si no mediase entre ellos más que una antigua y tranquila amistad. Luis concluyó por ponerse taciturno. Al fin tuvo resolución para decir, aprovechando un instante de silencio: Cuando me acerqué a estabas muy distraída. ¿En qué pensabas?

Delille se ponía colorado y los amigos se marchaban haciendo furiosas protestas de honradez literaria. En seguida la señora le colocaba las cuartillas delante. Ahora, querido poeta, a ganar el tiempo perdido. Si he trabajado mientras no estabas en casa. No importa. sabes que cada línea nos vale cinco francos aproximadamente. Es preciso hacer versos, hasta veinte duros, antes de almorzar.

Salud, primo; soldado valeroso en otro tiempo, hoy rico propietario de esta comarca. Largo tiempo hace que esta humilde morada no ha tenido el honor de cobijarte. D. Félix correspondió de buen grado á tan cariñoso saludo haciendo esfuerzos por sonreir. Estabas leyendo... Te he interrumpido, ¿verdad? Un deudo de tu valía no es importuno jamás.

Estas noches pasas, mientras hemos estao reñagaos..., y te he visto, además, haser una cosa... ¿Qué cosa? pregunté, poniéndome ya colorado. Besar las rejas de mi ventana... Vamos, no te pongas colorao, porque estuvo muy bien hecho. ¿Dónde estabas ? Pues detrás de las cortinas. ¡Ah, cruel! Y no has tenido siquiera corazón para abrir y darme las gracias! exclamé con tristeza.