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Yo soy tan católico como el primero dijo un maestro de la Fábrica Vieja, de larga perilla rizada y gris, socialista cristiano a su manera soy tan católico como el primero, pero creo que al Magistral se le debería arrastrar hoy y colgarlo de ese farol, para que viese salir el entierro....

MERLÍN. Y ¿quién le da á usté vela pa este entierro? ALCALDE. ¡Canario!, que haya orden, ó hago una barbaridad. MERLÍN. Yo estoy aquí de hombre bueno, y puedo hablar lo que me la gana. SECRETARIO. Cuando á usted le toque, y en sentido pacífico.... MERLÍN. Que le digo á usté que se mete en camisa de once varas. SECRETARIO. Y yo repito que usted se extralimita.

Conque apenas León Santa María cumplió los doce años, entró de cadete en un Regimiento y se puso desde entonces derecho como un huso, serio como un sermón y grave como un entierro. Haciendo el ejercicio, y peleando como valiente muchacho en el Rosellón, fue pasando el tiempo y llegó mi tío a la edad en que el corazón canta y suspira. Rafael, Rafael dijo su tía , cuenta con lo que se habla.

Y Quilito, loco, sin sombrero, iba delante. ¡Imbécil! ¿quién le daba al otro velas en su entierro? se había de matar, aunque vinieran a impedírselo todos los filósofos de la tierra.

Hay, por último, muchos hombres y niños piadosos que alumbran el entierro con velas. Pero la procesión más solemne y conmovedora es la que se verifica el Sábado Santo, desde tas nueve de la mañana hasta mediodía.

Se ha ido sin despedirse de Juan, y cuando éste fue a verla el otro día, se encontró con la puerta cerrá. Y ahí le tiene usté, triste como un cabayo enfermo, y anda con los amigos con cara de entierro, y bebe pa alegrarse, y cuando vuelve a casa paece que le han dao cañaso. No; él no olvida a esa mujer.

Así se entró en la taberna, y de un sorbito en otro emborrachóse y quedóse dormido; cuando los del acompañamiento volvieron del entierro y lo hallaron tendido en el suelo, lo llamaron; él, recordando, les dijo: "Mal hora, señores, perdonen sus mercedes, que ma Dios non hay así cosa que tanta sed y sueño poña como sinsaborios."

Es lo cierto que á estos pertenece hoy en propiedad, y que en ella tienen su entierro. Entre esta capilla y la de la Epifanía hay una columna, de las de la antigua mezquita, en cuyo fuste está groseramente grabada una imágen de Jesus crucificado.

¿Qué entierro es éste tan sumptuoso que pasa por la calle Mayor? preguntó don Cleofás, que estaba tan aturdido como la mulata.

Un viejo de guedejas blancas cruza la iglesia agitando alunas llaves en manojo. Vámonos, cordera, que ya San Pedro anda tocando los fierros. Vámonos.... ¿No le acordó una resolución la Santísima Virgen? No. ¿Sigue batallando con sus dudas? ¡Ay, Jesús! Salen de la iglesia. En el cancel esperan las viudas de los náufragos para tratar del entierro con el señor abad.