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En efecto, en el curso de este período no conocía sino el lado sombrío de su carácter, el único que se reveló en su vida doméstica, para la que no había nacido. Más tarde, cuando mi edad me permitió acompañarle en el mundo, me sorprendí alegremente al encontrar en él un hombre que ni aun había sospechado.

Clara se retiró entonces; anduvo á buen paso, y llegó, por último, á la plazuela del Espíritu Santo; subió más, hasta que se encontró en la esquina de la calle del Prado, y por allí pensó seguir, porque veía en ella bastantes personas, y creía encontrar allí quien la informara bien. Batilo iba delante.

Cuando vió tanta gente alegre, confiada; cuando vió al novio y á la novia, seguida de su cortejo de jovencitas inocentes y candorosas, y pensó que iban á encontrar allí una muerte horrible, tuvo lástima y sintió que se amortiguaba su odio.

A decir verdad no podría usted encontrar un narrador más apropiado que yo, porque, no estando usted aquí para poder hablar de ella, los dos, me conceptúo dichoso al escribirle. ¡Cosa extraña! Con su padre, que la quiere tanto como yo, me siento, no por qué, sin esa confianza que usted me inspira.

Fuiste a vender tu cuerpo por el hambre y la desesperación, como van las hijas de los pobres. Creíste encontrar el pan en los falsos simulacros del amor, como todos los días lo hacen en la tierra centenares de miles de hijas de proletarios. Todo es para los privilegiados del mundo: los brazos del padre y el sexo de la hija.

Hecho esto, declaró que se sentía animado de los mejores sentimientos de conciliación y muy deseoso de encontrar, de acuerdo con el sindicato, una solución que, sin lesionar los derechos del Estado, diese satisfacción a los intereses del municipio y de los particulares.

La bella y santa idea de la Fraternidad humana en todas sus aplicaciones debe encontrar en el misionero evangélico su más entusiasta propagandista; y así es como este apóstol logrará llevar a los altares de un Dios de paz a un pueblo dócil, regenerado por el trabajo y por la virtud, al campo y al taller, a un pueblo inspirado por la idea religiosa que le ha impuesto, como una ley santa, la ley del trabajo y de la hermandad.

Un buen mozo con negro dominó, montando un caballo de alquiler, marchó toda la tarde como pegado a la portezuela, hablando con Concha, mientras la mamá y Amparo miraban las máscaras. Era Roberto del Campo, el cual, a pesar de su gallardía, iba resultando un posma, que sólo sabía decir floreos, sin llegar nunca a declararse. La mamá comenzaba a no encontrar tan seductor a aquel espantanovios.

Por todas partes, sin exceptuar un palmo de tierra, todo está cultivado: los alambres telegráficos no se pierden jamas de vista: estas dos consideraciones hablan muy alto, son las que me llamaron sin tregua la atencion: las quisiera encontrar en toda España.

Hasta Desnoyers se vió asaltado por estos obsequios del entusiasmo patriótico. Pasó gran parte de la noche hablando con sus compañeros de viaje. Los oficiales sólo tenían vagos indicios de dónde podrían encontrar á sus regimientos. Las operaciones de la guerra cambiaban diariamente su situación. Pero fieles al deber, seguían adelante, con la esperanza de llegar á tiempo para el combate decisivo.