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Antes de que ganar pudiera la altura en que el africano se encontraba, anunció a gritos su llegada, diciéndole: «¡Pero, hijo, vaya un sitio que has ido a escoger para ponerte al sol! ¿Es que quieres secarte, y volverte cuero para tambores?... ¡Eh... Almudena, que soy yo, que soy yo la que sube por estas escaleras alfombradas!... Chico, ¿pero qué?... ¿Estás tonto, estás dormido?».

Antes hubiera venido a saber de ti, si no me hubieran dicho que estaba el padre Ortega. ¿Cómo has pasado la noche? Bien ¿eh? Ya lo creo.... no estás tan mala como te figuras. ¿A qué viene eso de rodearte de curas como si fueses a morirte? ¿Los curas no hacen falta más que cuando uno se muere?

D. Nemesio y yo quedamos petrificados y nos dirigimos una mirada de angustia sin contestar al saludo. Buen día, ¿eh?... ¿Se ha tomado chocolate, por lo que veo?... Nosotros nos hemos desayunado a la catalana... Vienen ahí unos paisanos, del mismo Reus, ¿sabe? y vinimos de jarana y de broma... Tomamos unas copitas de ojén, y luego una butifarrita.

¡Eh! ¡atrás! ¡no se pasa! dijo nuestro forastero, echando al aire la daga y la espada. El que venía hizo un movimiento igual, y sin decir una palabra, embistió al joven.

Oyéronse de pronto, bajo la carena, fuertes crujidos, que iban aumentando en intensidad, y el junco, que el viento empujaba hacia en medio de la bahía, se inclinó más. ¡Resbalamos por el banco! gritaron Hans y Cornelio. ¡Y los salvajes adelantan! exclamó Horn . ¡Eh, Lu-Hang, mándales unos cuantos confites a esa cáfila de brutos!

¡Aquí verá usted le dije otra amabilidad y otra finura! La puerta estaba abierta y naturalmente nos entrábamos; pero no habíamos andado cuatro pasos, cuando una especie de portero vino a nosotros, gritándonos: ¡Eh, hombre! ¿a dónde va usted? ¡fuera! Este es pariente del calesero dije yo para . Salimos fuera, y sin embargo, esperamos el turno. Vamos, adentro.

Don Custodio estuvo á punto de no decirles en que consistía, resentido por no haber encontrado partidarios cuando sus diatribas contra Simoun. «Cuando no hay peligro quereis que hable, ¿eh? ¿y cuando lo hay os callaisiba á decir, pero era perder una buena ocasion, y el proyecto, ya que no se podía realizar, al menos que se conozca y se admire.

Siempre le he tenido por verdadero amigo. ¿Cómo es eso? ¿Eh? Por un verdadero amigo, ¿verdad?... Entonces, lo que corresponde aquí, en mi humilde opinión, es que os deis un abrazo.

Un día dijo a su marido, que estaba meditabundo, sentado junto a ella detrás del mostrador: Simón, la verdad es que esto se va poniendo cada vez más inaguantable. ¿Eh? respondió Simón, un tanto azorado, como si le hubieran descubierto un secreto. Quiero decir que y yo estamos siendo los cerineos de todo el pueblo, y que el oficio no tiene nada de divertido.

Se me figura que aún tendrás algunas heces que sacar, ¿eh?». Mauricia se sonreía, cortada y confusa. Con la cabeza dijo que . Pues estos pozos endurecidos hay que echarlos fuera, porque el demonio se agarra de cualquier cosa dijo la santa, acariciándole la barba . Con que ya sabes... mañana tenemos aquí gran fiesta... ¿Te parece?