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A la derecha se estendía la orilla baja, formando senos con graciosas curvas, y allá á lo lejos, medio borrado, el gancho del Sugay: delante y en el fondo se levanta el Makiling magestuoso, imponente, coronado de ligeras nubes: y á la izquierda la isla de Talim, el Susong-dalaga, con las mórbidas ondulaciones que le han valido su nombre. Una brisa fresca rizaba dulcemente la estensa superficie.

Las casullas que se habían de hacer de él las regalará por separado, y el vestido quedará para la Virgen del Amor Hermoso. ¡Es que yo no he visto criatura más linda!... ¡Parece un ángel! La carroza seguía su carrera majestuosa, y la joven sonreía dulcemente a la muchedumbre.

Martín, un poco cortado, menea dulcemente la cabeza. Mi despacho balbucea al fin. Y como Juan da un paso para abrir la puerta, lo detiene por el faldón de la chaqueta. Te ruego refunfuña que no franquees ese umbral; ni hoy, ni nunca... tengo mis razones.

Durante todo él estuvo nerviosa, agitada dulcemente, como la colegiala que espera ver a su amante escalar de noche las rejas del balcón. Cuando llegó la hora, dijo a su padre que le dolía la cabeza, para retirarse temprano.

La encuentra sentada a la ventana, con una tela blanca sobre las faldas. Está pálida y fatigada, pero ilumina sus facciones la melancolía apacible que es propia de los convalecientes. Tiende la mano a Juan con una sonrisa. ¿Cómo estás? pregunta él dulcemente. Bien, como ves responde ella mostrando la tela blanca. Ya estoy pensando en el baile. ¿Qué baile? pregunta él con admiración.

Era tardo de palabra, y de voz áspera y recia; y mientras las emitía, muy acentuadas y con cierto repicoteo de pronunciación, se tiraba dulcemente de una patilla con los dedos de la mano del mismo lado, apiñados, tiesos y algo temblorosos, como si por allí buscara el chorro de verbosidad, que no salía por ninguna parte, y daba a sus ojos asombradizos una expresión tan rara, que podía dudarse si pedía con ellos misericordia o reclamaba un aplauso.

Francisca observó el embarazo general, y con su vivacidad de siempre, se apresuró a quitar al asunto todo carácter personal. ¡Vaya un cargante! exclamó. Qué manía de hacer sumas y restas... Solamente en el registro se puede tener un gusto tan pronunciado por el cálculo y sus complicaciones... Siempre es útil saber contar dijo dulcemente Genoveva.

Poco a poco empezó a perder la voluntad; trató de abrir los ojos y no pudo; trató de separar las manos que tenía cruzadas, y tampoco lo consiguió. Una fuerza superior la ataba, pero tan dulcemente, que por nada en el mundo rompería aquellos lazos. Era un desmayo celestial de todo el ser que la sumía en deleites ignorados por ella hasta entonces.

De un campo de centeno levantóse en rápido vuelo una alondra y se perdió en las nubes, mientras su alegre canto recordaba a Francisco la voz de purísimo timbre de la señora Liénard; entonces, en medio de su ensueño, la idea de ver a la joven en Rosalinda, filtró dulcemente en su alma una emoción profunda, tan suave como la tenue claridad que la muselina de las nubes tamizaba.

Me he juzgado más firme de lo que soy en realidad. He creído que podría vivir sin estar rodeado de las atenciones á que estaba dulcemente acostumbrado y he visto después que me engañaba y que moriría de pena en la soledad. Muere; no vemos en ello ningún inconveniente. Habla por ti, querida prima; pero no en nombre de Mauricio.