United States or United States Minor Outlying Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con esto no me conformo a pesar de todos los discursos del Sr. Gener y a pesar de mi acendrado progresismo. Se me dirá que el que yo me conforme o el que no me conforme no es del caso. Lo que conviene dilucidar es que el caso sea o que no sea. Meditemos sobre su posibilidad. Empezaré por un distingo.

El héroe visitaba con frecuencia la escuela de Dora, lanzando discursos á los niños, en los que repetía que la revolución se había hecho especialmente para el fomento de la enseñanza. También se apresuraba á entrar en el salón de su mujer siempre que le avisaban que la maestrita hacía tertulia á doña Guadalupe.

Daría yo dice algunas veces, la mitad de mi sueldo por poder escribir un artículo de esos retumbantes de política. ¡Voto va! ¡qué hombres esos!; ¡y qué talentos! ¡Y cómo lo convencen a uno con sus discursos! ¡Media vida diera yo, y la mitad de la otra media porque mi hijo Tomasito pudiera el día de mañana hacer otro tanto!

Sólo que, según dicen los que van de noche a casa, los diputados predican que seamos malos, y esto es lo que no entiendo. Esos discursos le contesté risueño no son sermones, son debates. Efectivamente; me ha parecido que no son sermones, sino que uno dice una cosa, otro otra, y parece como que disputan. Justamente. Disputan; cada uno dice lo que cree más conveniente, y después...

Así discurría el «honorable marqués», en el momento de levantarse para «ejecutar el acto», que le estaba encomendado, no sólo por su propia iniciativa, sino por la situación en que le habían puesto los discursos de los demás; y sino así precisamente, porque le bullían las ideas en el cerebro con marcada incoherencia, con la intención de discurrir de la misma manera, cuando menos.

Le advierto a usted, reverendo cortó Belarmino, cosquilleado por una comezón de simpatía hacia el ciclópeo dominico , que no entienden mis discursos, pero causo entusiasmo por el peso llamativo. Lo cual significaba por el fuego del sentimiento. Justamente por eso me lo explico. Y voy ahora directamente a mi propósito.

Cuando pasó la comitiva encontré a Andrés Marijuán, el cual me dijo: Me han magullado un brazo dentro de la iglesia. ¡Qué gentío! Pero me propuse ver todo y lo vi. Lindísimo ha estado. ¿Pero ya empezaron los discursos? Hombre no.

Busca en los repliegues de su memoria algo claro, preciso, fuerte, y no encuentra nada. ¿Es posible que no tenga ni una convicción seria? «Estoy convencido, Ivanov, de que usted no ha estudiado su lección de aritmética.» ¡No, no es eso! Luego recuerda fragmentos de artículos de periódico, de discursos que ha oído; ¿pero qué piensa él? ¿Cuáles son sus convicciones? ¡No las tiene!

Un capitán viejo se inclinó al oído de otro compañero de Consejo, y Gabriel oyó sus palabras: A estos señoritos que hacen discursos es a los que hay que sentar la mano, para que escarmienten y no hablen más de Tolstoi, de Ibsen y de todos esos tíos extranjeros que enseñan a tirar bombas. Gabriel pasó muchos meses aislado en su encierro.

No he de decirte si sus términos son escogidos, si su elocución es adornada y si en sus discursos brilla la ilustración. Conoce tres lenguas y hace versos.