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Cuando se dice por ejemplo que la realidad no corresponde con exactitud á las teorías de la mecánica, se habla con mucha impropiedad: debiera decirse mas bien que no es la realidad la que falla, sino los medios de experimentarla; lo que se achaca á la realidad, debiera achacarse á la limitacion de nuestra experiencia.

Buscaba allí la fe que se desmoronaba. «¿Por qué se desmoronaba? ¿Qué tenía que ver la Iglesia con el Magistral? ¿No podía aquel señor haberse enamorado de ella... y ser verdad sin embargo todo lo que dice el dogma? Claro que . Pero rezaba para creer.

Sólo una vez durante la lectura levantó la vista de la carta y la fijó un momento en el joven. Cuando hubo concluído de leer la carta, la dobló y la dejó sobre la mesa. Su majestad la reina, nuestra señora dijo el padre Aliaga reposadamente á Juan Montiño , al honrarme escribiéndome de su puño y letra, me manda que interponga por vos mi influjo, y me dice que la habéis hecho un eminente servicio.

No mires a aquél que no sabe lo que hace ni dice; mas la injuria a ti hecha, te suplico, y por justicia te pido, no disimules; porque alguno que está aquí, que por ventura pensó tomar aquesta santa bula, dando crédito a las falsas palabras de aquel hombre, lo dejará de hacer.

En los Escritores Gentiles anteriores á la Ley de Gracia no se trata este punto, porque no tuvieron noticia de las Santas Escrituras, salvo PLATON, de quien se dice que tomó de ellas lo mejor de su Filosofía, de manera que NUMENIO le llama Moses atticissans, esto es, Moyses en griego.

El señorito... señorito Ignacio.... Llegó esta mañana... marcha esta noche... adónde no se sabe... no quiso recibirme.... Engracia dice que está más demudado que cuando salió para Bretaña.... Sardiola... pronunció difícilmente Lucía, sintiendo el corazón no mayor que una nuez . Sardiola....

El bosquecillo de carrascas parece hacerle señas: Venga usted aquí, subprefecto; al pie de mis árboles estará usted perfectamente y podrá componer su discurso. El señor subprefecto queda seducido, apéase del coche y dice a sus gentes que le esperen mientras él va a componer su discurso en el pequeño robledal.

Ejecutó éste dos cuadros para el convento de Santa Inés, representando la Sacra Familia y el Espíritu Santo, otro para el altar mayor del Hospital establecido en la calle Colcheros, que se conservaba en 1836, y el magnífico retablo del Juicio final que existe en san Bernardo y del que dice un crítico «que es tal vez la más grandiosa obra que brotó de sus afamados pinceles

Cayeron los primeros autos sobre la mesa, agregáronseles otros nuevos; y cose que te cose fojas y más fojas, murió este cuarto Seturas, y después el Seturas quinto, y vino el sexto de la familia solariega, que ni por morir al pie, como quien dice, del proceso, consiguió adelantar la causa más que sus antecesores que no la movieron un punto; y por último, entró en posesión del vínculo nuestro don Silvestre que, por de pronto, fué tan poco feliz como sus abuelos en el asunto de la rodada, y mucho más desgraciado que todos ellos, por ser el que recibió la herencia más mermada con el perpetuo y cada vez más ancho desaguadero de la curia.

Los sindicalistas pretenden que donde hoy dice «España», «Inglaterra», «Francia» o «Alemania», diga mañana «Sindicato del Hierro», «Sindicato del Carbón», «Sindicato de la Madera», «Sindicato del Papel»... Al principio, naturalmente, los miembros de unos Sindicatos aparecerán mezclados con los de los otros, y en lo que hoy es España, por ejemplo, habrá hombres de papel a la vez que hombres de madera, de carbón y de hierro; pero, a la larga, es lógico suponer que cada Sindicato vaya localizándose en lo posible allí donde encuentre sus primeras materias.