United States or Niue ? Vote for the TOP Country of the Week !


Debéis tener mucha confianza en que vuestro oficio de bufón os saque á salvo de todo dijo con una cólera mal reprimida doña Clara. Me habéis tomado ojeriza sin razón. No tengo más que una cosa que deciros: mirad cómo tomáis mi nombre en vuestros labios.

Este otro ni siquiera chista. ¿Qué decís vos á ello? Al pronunciar estas palabras posó su pesada mano sobre el hombro de Roger. Á vos nada tengo que deciros, respondió el doncel procurando contenerse. Vamos, este no es escudero, sino tierno pajecillo.

Y agora debo deciros agregó por fin con voz entrecortada por la emoción que en sus últimos instantes mezclaba vuestro nombre al nombre de Cristo y de Nuestra Señora, doncella santa. Rosa acercose al ataúd. ¿Cómo dudar?

No sabría deciros cuál hubiera sido mi decisión a ese respecto, Godfrey. En todo caso, nunca me hubiera casado con otro. Pero yo no merecía que se hiciera daño a causa de ; nada lo merece en este mundo. Ninguna cosa es tan buena como lo parece a primera vista; nuestra misma unión no lo es, ya lo veis.

Réstame por deciros, que el mozo es un oro, que si su sangre pudiese honrarse, la honraría, y que es gran pena, que en vez de ser hijo á trasmano, no lo fuese de mi señora la duquesa doña Catalina. Y como me tarda que ésta llegue á manos de vuecencia, abrevio el tiempo poniendo punto final. Guarde Dios á vuecencia. Plegó esta carta, la cerró, y se fué hacia doña Catalina. ¿Lloráis? la dijo.

He tratado de casarme Con una doncella honrada, Hija de Nuño de Aibar, Hombre que sus campos labra, Pero que aun tiene paveses En las ya borradas armas De su portal, y con ellas, De aquel tiempo, algunas lanzas. Yo, señor, tomé el consejo, Y vengo, como él lo manda, A deciros que me caso. D. TELL. Nuño es discreto, y no basta Razón a tan buen consejo. Celio... CELIO. Señor...

Don Juan tenía una vista excelente, y, gracias á ella, pudo leer lo que sigue en la carta de doña Clara: «Os espero, os espero, no podré deciros con cuánta impaciencia; nunca he ansiado tanto, estoy resuelta á esperaros toda la noche. Venid en cuanto recibáis ésta á palacio por el postigo de los Infantes.

Y más abajo aún: «Personas extrañas, que no puedo deciros quiénes son, porque no las conozco, aunque las he sentido y casi las he tocado, entran á mansalva en la cámara de su majestad la reina. Además, he descubierto lo que nunca hubiera creído... desconfiad de don Rodrigo Calderón: está en inteligencias con la reina y os vende

Solo vos, no podríais defenderos de la multitud de hombres de valía que acechan el favor de su majestad; con vos yo, falta á esos hombres un aliado, y vos tenéis en unos ojos que todo lo ven, unos oídos que todo lo oyen. Puesto que os tengo cogido... ¡Cogido!... Preso, y de tal modo, que no os podéis mover; voy á deciros las condiciones... ¡Vos, condiciones á !

Yo no quería revelar este secreto sino al propio duque; pero puesto que sois su amigo... Caballeros, escuchad lo que voy a deciros: ¡Mi hija ha sido infiel a su prometido! Es una vergüenza para ella y para ; pero no quiero ocultarla. ELSA. ¿Dónde está Enrique? ¡Voy a volverme loca! ¿Por qué todas esas antorchas? Lanzan un resplandor terrible. Enrique, ¿dónde estás?