United States or Albania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y en cuanto a la educación de vuestra hija..., ¿qué he de deciros? Yo tengo para que el mejor colegio para una niña es una buena madre; especialmente cuando la niña, como la vuestra, se ha envuelto en toscos pañales y no conoce otras grandezas que las que Dios ha impreso en sus obras.

Me estáis haciendo perder la paciencia. Estoy turbado, señora... no lo que me sucede... no lo que pasa á mi alrededor. Pues bien, procurad tranquilizaros, y vamos en derechura al asunto. Prometedme, señora, que alma viviente no sabrá lo que voy á deciros. Estad seguro de ello.

No había alumbrado; pero el reflejo de la nieve que cubría las calles hacía la noche muy clara, aunque el cielo estaba muy oscuro. Salía yo de una de esas casas... Pero antes de que os diga la casa de donde salía, debo deciros quién soy yo. Soy un hombre ni feo ni hermoso, que acabo de cumplir treinta y seis años, y que en la época en que pongo la fecha de mis memorias tenía veinticuatro.

Podéis iros, Montiño, confiando en . Perdonad, señor; pero antes tengo que deciros algo. ¡Qué! ¡La Dorotea!... ¡Dorotea! ; , señor: Dorotea la comedianta me ha dado para vuecencia esta carta. El duque la leyó.

Pues que aquí tenéis ocasión de deciros todas las perrerías que queráis o de daros todas las explicaciones que juzguéis convenientes. Yo me lavo mis manos. A no me metáis en vuestras contradanzas. Si queréis llegar a un acuerdo, en hora buena sea, y si no queréis, también. Bastante servicio os hago con prestaros mi casa para que os toméis el pulso hasta ver si hay paces o no hay paces.

Además, vuecencia me dijo le recordase que tenía que decirme algo acerca de la señora condesa de Lemos. En efecto, me importa saber uno por uno los pasos que da doña Catalina. Puedo deciros, señor, que cuando yo venía para acá, entraba vuestra hija en las Descalzas Reales. Nada tiene eso de extraño.

No si os diga, señores, lo que es forzoso deciros: un cierto espíritu se entró entonces en mi pecho, que, sin mudarme el ser, me pareció que le tenía más que de hombre, y así, levantándome en pie sobre la barca, hice que la rodeasen todas las demás y estuviesen atentos a éstas o otras semejantes razones que les dije: "La baja fortuna jamás se enmendó con la ociosidad ni con la pereza; en los ánimos encogidos nunca tuvo lugar la buena dicha; nosotros mismos nos fabricamos nuestra ventura, y no hay alma que no sea capaz de levantarse a su asiento; los cobardes, aunque nazcan ricos, siempre son pobres, como los avaros mendigos.

Teníamos intención, mi hermana y yo, de bloquearos esta noche después de comer, en un rincón del salón, y entonces mi hermana tomaría la palabra para deciros lo que voy a tratar de expresaros a nombre de las dos. Pero estoy algo conmovida... No os riáis, que es muy serio. Queríamos agradeceros las dos, porque desde nuestra llegada os habéis mostrado tan amable, tan bueno, tan cariñoso, tan...

Sin embargo, muchas veces lanzaría exclamaciones de asombro si no me retuviera el miedo de quedar en ridículo; oculto mis impresiones, pero a vos, querido cura, bien puedo deciros que a menudo me sorprendo y embeleso. «Anteayer fuimos a V * para comprarme un ajuar, puesto que los trabajos de Susana son decididamente unas atrocidades.

Bueno, escuchad lo que voy a deciros: sois un canalla, un necio, un ladrón, un bandido, un asesino, un monstruo. ¡Lo que habéis hecho es indigno, innoble, abominable, repugnante, escandaloso, indecente, inaudito! ESCIPIÓN. ¡Señora! CLEOPATRA. ; me sois antipático hasta más no poder, me inspiráis un disgusto profundo, una repulsión sin límites. Oléis atrozmente a soldado.