United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y la muchacha repetía la palabra con cierta cólera, como si evocase un mundo desconocido lleno de tentaciones. Isidro debía tener allá mujeres muy hermosas; seguramente que era amigo de las actrices, como todos los que escriben en los papeles. ¡Las noches que había pasado gimiendo de desesperación, creyendo perdidas sus ilusiones!...

Y le amenazaba con una mano, entre severo y risueño, como si en el fondo de su pensamiento le hiciesen cierta gracia las faltas del sobrino.

De mi madre heredé plácida dulzura para la debilidad, sumisión respetuosa para todo acto de justicia, tendencia irresistible para compadecerme del ajeno dolor, y cierta delicadeza femenil que me ha causado muchas amarguras. Entregado a estas meditaciones pasé una hora.

Nada mas curioso y romántico que un concierto nocturno de ese coloso de plomo. Todos los viajeros y curiosos que quieren oirlo compran sus billetes para cierta hora, de modo que la catedral se convierte en una sala de concierto.

Sin embargo, en la mayor parte de las corrientes subterráneas de nuestras ciudades, se ha tenido el cuidado de establecer cierta separación entre dos distintas direcciones del agua. Tubos de hierro ó de obra superpuestos, sirven de conductos á distintas corrientes cuya dirección suele ser inversa; unos llevan el agua pura que va á ramificarse por las casas; otros el agua sucia que sale de ellas.

Temo lo que mi padre temía respondió. ¿Y qué era eso? Que cumpliera cierta amenaza que muchas veces había hecho a mi padre, y más tarde a . El día que abandoné mi hogar me amenazó también... desafiándome a que pronunciara una sola palabra. , ese tuerto tenía sobre ella un poder absoluto, como se había jactado delante de la señora Percival.

Y existe en su espíritu, en cuanto a legítimo orgullo, cierta dualidad: suele gloriarse a veces de su rancio abolengo y timbres hispánicos; y otras, en cambio, envanécese del justo honor dimanado de sus ascendientes patricios.

Sin embargo, al cabo de media hora de plática sentía como una impresión de fatiga. Había cierta igualdad monótona en su discurso; jamás una observación fina, ni un rasgo ingenioso, ni una frase que removiese la alegría en el corazón. La misma sonrisa, el eterno juego de ojos para acariciar al interlocutor, iguales elogios de todo lo creado.

Aún no había sido lavada la sangre que manchaba sus calles, ni sabían exactamente los cordobeses a ciencia cierta el dinero y cantidad de alhajas que les habían robado.

Pasada cierta cifra, se cree libre de todos los deberes de la amistad; no tiene nada de qué reprocharse; ya no os debe nada; tiene el derecho de desviar la vista cuando os encuentra y de negaros la entrada cuando llamáis a su puerta. Las amigas de la duquesa se habían ido apartando de ella una después de otra.