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La táctica era la de siempre; aturdirlo, aturullarlo. Fray Facundo miraba a la señora, con pupilas recelosas y enconadas, resuelto a no entregarse. ¿Quién ha empleado primero esa palabra? ¿Has sido o he sido yo? has dicho que a esa chica le había sido arrebatada la virginidad.

Luego Fernando siguió dándole al fuelle con intermitencias, hasta que se cansó. Dos días después, fué de nuevo la chica y le pasó lo mismo; y ya no volvió más, porque decía que Ichtaber el Chato olía a muerto. Ichtaber hizo el amor a otra; pero Fernando le jugó la misma pasada con el fuelle, y el zapatero decía a sus amigos: ¡Arrayua! En mi tiempo era otra cosa; las chicas estaban sanas.

Al llegar frente a la casa lujosa, se sienta en la acera y poco a poco va sacando algo de lo que ha recogido aquella noche, para separar lo que haya de vender de lo que quiera guardar. De pronto se oyen a lo lejos pasos de alguien que viene corriendo, arrastrando en chancleta los zapatos, y por la esquina inmediata aparece una chica de veinte años, feísima.

Era la voz de Ángela que llamaba a Rosa: ¡Rosa, Rosa, Rosaaa! Iba gradualmente alzando el tono. Después, como la casa era muy chica y había gran silencio, la oyeron decir por lo bajo: ¡Madre mía, si no está en la cama! Y después gritar con toda la fuerza de sus pulmones: ¡Padre, padre! Levántese, padre; Rosa no esta aquí, Rosa no está aquí, padre...

Se supo, también, que, al final de esta memorable confidencia, había sido llamada Narcisa, y que después de escuchar, con mal contenida impaciencia, las admoniciones de su hermano, más autoritarias que suplicantes, salió diciendo, evasivamente y con saña: Cásate con ella y te la llevas a navegar; mientras tanto, mamá dispone al fin de su herencia, que ya es hora, y paga lo que debe y salimos a flote.... Eso es lo mejor que podías hacer; ya que tanto te interesa la chica, a la vez que la sacas de penas, nos sacas a todos.... que eres el mayor y el preferido, debes ayudar a tu madre....

No podemos vernos como antes, porque Carmen se ha quedado en Madrid y no tengo confianza en los criados. Precisa que tus cartas sean secretas. La chica que lleva ésta es fiel y reservada: te puede traer en su bote a las diez de la noche. Al entrar en él debes encender un fósforo; cuando te halles en medio de la bahía otro, y otro por fin cuando saltes en tierra del lado de acá.

Pasó un buen rato sin que acudiese la chica, impacientose el ama, y al llamar por tercera o cuarta vez, entró al fin la muchacha diciendo llorosa y acontecida: Dispense V. E..., estaba arriba... porque a mi hermana paece que se la yeba el Señor. ¿Qué le pasa?

El rostro del amo se serenó, dilatándose con una sonrisa de complacencia. ¡Qué chica! ¡Qué chica! Todos los rostros se volvieron hacia el sitio en que habían sonado los disparos, expresando cordial alegría. ¿Y para cuándo es la boda, mi amo? se atrevió a preguntar uno. Allá para octubre respondió amablemente el caballero.

Si Madrid no se interesa por nuestras vieiras, ¿cómo va a interesarse por nuestros conflictos sociales? Indudablemente, la política central carece de sensibilidad con respecto a provincias. Al volver a Madrid, tras una ausencia de mes y pico, soy cariñosamente acogido por mi buena Rosario, una chica mitad ama de llaves y mitad cocinera, que arregla mis papeles y cuida de mi estómago.

No hagas locuras... Si me sueltas te perdonaré tus pecados, que son tantos que no se pueden contar; pero si te obstinas en llevarme, te condenarás. Suéltame y no temas, que yo no le diré nada a D. León ni a las monjas para que no te riñan... Mauricia, chica, ¿qué haces...? ¿Me comes, me comes...?». Y nada más... ¡Qué desvarío!