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Tales relatos alucinaban el cerebro de aquellos hijos de Castilla, habituados a imaginar ante el más escueto horizonte todos los espejismos de la aventura.

Pero el Almirante se hallaba muy desviado de su camino, hallándose mucho más atrás quellos, porque esta noche le quedaba la isla de Flores al Norte y al Este iba en demanda á Nafe, en África y pasaba á barlovento de las isla de la Madera de la parte del Norte. Así quellos estaban más cerca de Castilla quel Almirante con 150 leguas.

I de estas tan bárbaras disposiciones cogieron los cristianos el amargo fruto durante el infelicisimo reinado de don Enrique IV en Castilla: pues con ellas dejaron los judíos el comercio, que eran los únicos ó los mas que lo frecuentaban i mantenian, i como de esto naciese su destruccion, vino en pos de ella la ruina de la agricultura, quedando el reino sin los dos principales nervios que sustentan el cuerpo de los estados, reducida á la mayor debilidad i á la mayor pobreza.

Acerca de los primeros que recorrimos, sólo tengo que decir que seguimos cruzando la gran llanura de Castilla la Vieja, más productiva, pero no menos desamparada y monótona que la de Castilla la Nueva.

RUIZ. ¿Mas qué causa pudo haber para que así consagrara tanta hermosura en el ara? Mucho debió padecer. MANRIQUE. Nuevas falsas de mi muerte en los campos de Velilla corrieron, cuando en Castilla estaba yo. RUIZ. De esa suerte... MANRIQUE. Persiguiéronla inhumanos que envidiaban nuestro amor, y ella busca al Redentor huyendo de sus tiranos.

Jamás había oído el nombre de su padre. Sabía que su madre la había dado á luz en Castilla, pero había ido allá en cinta ya. Era soltera.

Era un padre bondadoso, justo, un perfecto caballero, de rara modestia a pesar de ser título de Castilla y poseer cuantiosas riquezas... A los ocho días volví por allá.

El objeto, que se propone en su poema, es diverso del del Tasso, puesto que intenta realzar el nombre español; no hubo cruzada alguna en el reinado de Alfonso VIII de Castilla, y el título se refiere á la reconquista de Jerusalén por Saladino. Lope atribuía un mérito especial á este poema, y dice que lo escribió con esmero y que lo corrigió severamente.

Sin embargo en medio de aquella confusa muchedumbre, yo decia dentro de mi mismo; el Aragon volverá á ser grande y presentará un espectáculo magnífico, si su Reina Doña Isabel 2.ª recuerda que la monarquia española llegó al apogeo de su grandeza, cuando ocupó el trono de Castilla un Rey aragonés.

Los rabinos ilustres, los filósofos y los doctores musulmanes, arrojados de Andalucía por el fanatismo de los almohades, tuvieron franca acogida y lograron protección generosa en las cortes de los reyes de Aragón y Castilla. Así, las célebres escuelas de Lucena y de Córdoba vinieron á trasladarse á Barcelona y á Toledo.