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La nación en masa, ¿qué nación?, la sociedad entera estaba confabulada contra él. ¿Qué tenía que hacer, pues? Crecerse, crecerse hasta llegar a ser por la fuerza sola de su voluntad tan considerable que pudiera él solo castigar a la sociedad, o al menos vengarse de ella. ¿Cómo? Por su mente rondaba tiempo hacia una idea que resolvía la cuestión.

Si pudiéramos ver la historia secreta de todos los hechos sociales ¡cuántas lecciones hallaríamos! ¡Cuántos escarmientos vendrian á castigar nuestras imprudencias! ¡Cuántos desgraciados habrán subido las gradas del patíbulo, por las extravagancias de sus madres, madres como esa madre de Batiñoles!

En este tiempo que los Catalanes andaban llenos de tantos temores y esperanzas, ya Andronico y Miguel trazaban de que manera podian hacer un castigo señalado en ellos, y castigar con sumo rigor su atrevimiento; que aunque esto claramente no lo dicen los Historiadores Griegos, el efecto lo publicó, y descubrió su alevosia.

Tomó de improviso las armas y salió para Sevilla deseoso de castigar tamaño ultraje: dió en el camino con el valí, le acometió, luchó como una fiera con él, le puso en retirada, le obligó al parecer á llevar consigo la ignominia y el pesar de una derrota.

No temas nada, no me apartaré de ti. ¡Ay! no es por por quien tiemblo, querida Marta; es por vos que sufro tanto sin ser culpable. Mi madre puede castigarme cruelmente. Eso no es nada; pero, ¿y si se le ocurriera castigar mi falta en vos, en mi presencia? No, no; te estás agitando por un vano temor. Vamos, no podemos hacer esperar a tu madre. Ten calma y sígueme.

Si Alejo Zakunine quería castigar a la Condesa por el amor que profesaba a Vérod, y si la nihilista quería castigarla del amor que el Príncipe la profesaba, la complicidad perversa de los dos quedaba demostrada. Otros iban más lejos, pues al saber que el Príncipe se encontraba en dificultades de dinero, sostenían que los dos rusos habían muerto a la Condesa por robarla.

Expedición de los Padres Francisco Hervás y Agustín Castañares á las naciones de los Zamucos II 248 Expedición de una compañía de soldados españoles para castigar los desmanes de los indios Chiquitos I 70 Fabrican los indios cruces de madera, de orden de los Misioneros, para librarse de las persecuciones del demonio II 238

Aquí tienes al Padre Paulí que es un buenazo con las niñas que no mienten, pero que tiene una correa para castigar á las que son malas y rebeldes. Vamos, Pepita, como si hablases con una amiga; ya sabes que yo para , como si lo fuera... ¡ tienes un novio! No, Padre dijo Pepita con voz trémula, intentando todavía defenderse.

, ... ¡Pero qué infame!... Anda, que los dos estáis buenos. Tal para cual. Las relaciones criminales siempre acaban así. Uno se encarga de castigar al otro, y el que castiga ya encontrará también su trancazo en alguna parte. Pues estás lucida... Tras de cornuda, aporreada, y después sacada a bailar.

Era asunto del Vara de plata; podía castigar y despedir a quien quisiera sin miedo alguno. Pero don Antolín, temblando ante la responsabilidad que le podían acarrear las decisiones enérgicas, acabó por entregarse a Gabriel, solicitando su apoyo. Aquel hombre era el que ejercía la verdadera autoridad en el claustro alto. Todos le escuchaban, siguiendo ciegamente sus consejos.