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Un criado de cabellos grises vestido de negro, que hallé en el vestíbulo, tomó mi nombre: fuí introducido algunos minutos después en un vasto salón colgado de amarillo, donde reconocí desde luego á la joven que acababa de ver en la ventana, y que seguramente era de una extrema belleza.

La belleza frágil y mimosa de la hembra conquista y rinde la voluntad arisca del gallo, quien, en un soberbio «Himno al Sol», la descubre su amor.

Estoy muy inquieta por la salud de Cesarina, y por el casamiento de Susana, que cuenta ya cerca de veintiún años. En este momento, bien pocas riquezas podemos ofrecer a sus pretendientes. ¿Qué mayor riqueza que las virtudes que atesora su corazón y la belleza incomparable de su rostro?

Pero, según el rumbo que llevan las ideas avanzadas del presente, en la sociedad del porvenir, lo que los padres querrán dejar a sus hijos, lo que buscarán en el matrimonio los hombres y las mujeres, será "la salud o la plenitud que responden a sus propios fines y tienen para ahorrar, correr e inundar los alrededores y crujir por las necesidades de los otros hombres", como dice Emerson; será la aptitud para conducirse y prosperar por mismo, la capacidad intelectual, moral y física para la felicidad humana por la fraternidad humana, la sensatez, la dulzura, la belleza de alma; por el trabajo, el amor y la amistad, según aquella exacta definición de la dicha, que la hace consistir en "tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar, alguna cosa que esperar".

Después de esta reticencia, que por lo terminante parecía hija de una convicción profunda, siguió contemplando y admirando su belleza. Estaba orgullosa de sus ojos negros, tan bonitos que, según dictamen de ella misma, le daban la puñalada al Espiritui Santo.

También ella parecía una estatua de la soberbia y de la intolerancia: una estatua hermosísima. Sus compañeras, los catequistas, el escaso público esparcido por la nave la oían con asombro, sin pensar en lo que decía, sino en la belleza de su cuerpo y en el tono imponente de su voz metálica.

Cuánto siento hayamos tenido que molestarle de esta manera. Le aseguré que mi único deseo era verla completamente restablecida, y, mientras hablaba, no pude dejar de reconocer que su belleza era notable. Aun cuando muy niña, pues su figura no había acabado de desarrollarse completamente, su cara era, sin embargo, una de las más perfectas que he visto.

Una contemplación más atenta le había hecho comprender después que todos esos detalles juntos formaban el evento de su persona; pero entonces también había visto que aquella belleza no era durable.

Aquel nombre pronunciado por la voz adorada, conmueve al joven profundamente. Y, en una admiración apasionada, contempla a la joven en toda la plenitud de su belleza, de pie y silenciosa al lado de un bosquecillo de flores.

Oranteo, hijo del rey de Hungría, ama á Laura, joven dama de singular belleza, pero cuya condición no es igual á la suya, y tiene de ella dos hijos. El Rey se opone á que se case el Príncipe con Laura, proyectando enlazarlo con otra Princesa. Para lograr su propósito, intenta enemistar á los dos amantes, y se enamora de Laura, á quien no conoce por su verdadero nombre.