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No me equivoco; aquí entró alguien. Lucido, lucido papel estoy haciendo. ¡Dios mío! ¿De qué le vale a uno el poner su honor por encima de todas las cosas? Viene un cualquiera y lo pisotea, y lo llena de inmundicia. Y no le basta a uno vigilar, vigilar, vigilar.

Entendíla, dolióme, hice de tripas corazón, y dije al de Robacío: Por donde vaya otro hombre, iré yo: tenlo entendido así. Pos con eyu basta replicóme , y pechu al agua cuantu antis. Se hizo una breve inspección de armas y municiones.

Pero la árnica no constituye por un tratamiento completo, si bien basta admirablemente para prevenir aquellos; no hay médico que posea este medicamento heróico, que no haya observado, que las fracturas, heridas, contusiones graves, caidas y otros casos de este género tratadas por el árnica, no ofrezcan fiebre ni complicacion.

Se necesita tener un alma de oro para sentir estas delicadezas en medio de tantos vicios... Y basta de crónica, amigo Paco, que ya me has hecho hablar en una hora mucho más de lo que he hablado en todo el año.

No apresureis el camino Al morir, porque su estambre Cuidado tiene la hambre. De cercenarla contino. Hijos destas tristes madres, Qué es esto? cómo no hablais? Y con lagrimas rogais Que no os dexen vuestros padres? Basta que la hambre insana Os acabe con dolor, Sin esperar el rigor De la aspereza Romana.

Ella fingió cierta confusión, mientras decía bondadosamente: Siento mucho la muerte de la pobre señora. Era tu madre, y esto basta para que la llore... Pero piensa que en realidad no la vi nunca, y ella, por su parte, sólo me conoció por mis retratos.

Nos basta, en los límites del país que habitamos, con seguir el margen de uno de esos cursos de agua que contienen su marcha y se extienden ampliamente al aproximarse á un estuario donde su masa tranquila va á mezclarse con las olas del océano. ¡Visítese el bajo Somme ó el Sena cerca de Tancarville, el Loira entre Paimbouef y Saint Nazaire, el Garona y el Dordoña en el punto donde se reúnen para formar el mar de Gironda! ¡Contémplese sobre todo la punta septentrional de la Camarga donde el Ródano se divide en dos brazos!

Ello es, don Federico, que barbas mayores quitan menores y el primer lugar compete a quien compete. ¿Tan mal le sabrá a usted que le quieran, señor mío? No por cierto, que estamos de acuerdo en aquel axioma que usted tanto repite, amor no dice basta. Pero... tía María, en querer siempre he sido mejor donador, que no recaudador. Eso no habla conmigo exclamó con viveza la buena mujer.

Iba a decir una barbaridad. Y don Antolín siguió lanzando indignadas lamentaciones, hasta que al pasar frente a la puerta de su casa asomó Mariquita el abultado y feo rostro. Tío, basta de paseo. Se enfría el chocolate. Aun después de desaparecer el sacerdote dentro de su casa, siguió la sobrina sonriendo amablemente a Luna. ¿Usted gusta, don Gabriel?

Algunos axiomas son engañosos; la proposicion es particular porque el sujeto está restringido por el adjunto alguno. Gonzalo de Córdoba fué insigne capitan; la proposicion es singular, por serlo el sujeto. Para ser singular la proposicion, no es preciso que el nombre sea propio, basta una palabra cualquiera que lo determine; como si digo: esta moneda es falsa.