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En Semana Santa, la gente que presenciaba el paso de las procesiones de encapuchados a altas horas de la noche, corría para oírla de más cerca. Es la niña del capataz de Marchamalo que va a echarle una saeta al Cristo.

Era sin duda aquél uno de los finos artistas de la palabra y de la frase, según se decía; había caído de las más altas posiciones, y mi tía lo abominaba como todo el partido de la gran política que no le conocía sino por el apodo que se le daba y que no es del caso mencionar.

Caminaron un buen trecho por una de las avenidas del parque, ya bañada por una media oscuridad, mientras los rayos del sol poniente doraban las altas copas de los árboles y moría la tarde en medio de los armoniosos cantos de los pájaros.

Por supuesto que los Lusitanos harán los mayores esfuerzos para quitarnos las tierras altas de la costa de este rio, pues conocen que de no conseguirlo, vendrán á perder con el tiempo sus minas de Matogroso, Cuyabá y Sierra del Paraguay, que con justicia volverán a sus legítimos dueños: pero los contratos y la justicia se han de sostener á toda costa, y siendo la materia gravísima, no debe cederse un punto, ni admitir transaciones que no sufren las circunstancias locales.

El brazo más largo del dique había quedado incompleto á unos cuantos metros del otro brazo que venía á su encuentro desde la orilla opuesta. Las aguas, cada vez más altas, cubrían estos dos muros, marcando su oculta existencia con remolinos y espumarajos.

Podía pasar por marinero curtido en cien combates contra las olas, y también por bandido de las leyendas. Tenía en sus extremidades altas dos manojos de dedos con que trabajaba; y ciertamente, nadie que viera la tosquedad de aquellas manazas creería que eran delicadísimas para el dibujo. Su estructura basta las hacía más propias para la maroma de la vela mayor o la barra del cantero.

Yo me traslado algunas veces con la imaginación al día en que, muy joven aún, pero ya proscrito, ascendí por primera vez a las altas cimas del Jura.

También llevaba botas altas y sombrero blando, pero había conservado el chaqué de solemnes faldones, por no renunciar por completo á su uniforme parlamentario. Delante marchaban dos capitanes sirviéndoles de guías. Estaban en una montaña ocupada por la artillería francesa. Iban hacia las cumbres, donde había ocultos cañones y cañones formando una línea de varios kilómetros.

En verdad que no es este el punto de vista mejor para hablar de la Santa; pero yo apenas puedo tomar otro. No hay método además que no tenga sus ventajas. Para las personas piadosas es inútil que yo me esfuerce. Por razones más altas que las mías, comparten mi admiración.

Este vagó todavía un rato de grupo en grupo escuchando comentarios. Tenía ganas de irse, pero había visto en un corro cerca de la puerta a su antiguo maestro y ex amigo Rojas. Desde la publicación de los artículos había evitado cuidadosamente el tropezar con él y por no pasar cerca se estuvo quieto. En el amplio corredor iluminado resonaban cada vez más altas las voces de los socios.