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19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? 22 Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.

; entiéndanlo los padres; la fantasía, la emocion poética, es lo que más seduce á una jóven; eso que ellos creen que es un puro romance de ciegos, es la tentacion más fascinadora y más irresistible. El sueño del alma es lo que más puede en el hombre y en la mujer, cuando el alma de las mujeres y de los hombres se encuentra en la edad de soñar.

Temía haber sido burlada por Quevedo, y esto la hacía temblar de indignación. Le había abierto su alma y sus brazos, y la condesa de Lemos era demasiado altiva, demasiado honrada, demasiado pura, para permitir que el único hombre por quien se había olvidado de todo, se desprendiese de sus brazos riendo.

En ausencia de la duquesa, una idea singularmente brillante y afilada se había hecho presente, con viva luz y penetrante dolor, en el alma de Felicita. «Anselmo ha atrapado la pulmonía, o mejor dicho, la pulmonía ha atrapado a Anselmo...», y aquí la imaginación de Felicita se figuraba materialmente la pulmonía como un vampiro o ave nocturna que volaba en la tiniebla, entre lluvia y viento.

En cuanto a los cuadros, había que descolgarlos y limpiarlos por detrás lo mismo que por delante. «Si no tenéis alma, ni un adarme de gracia de Dios les decía , y no os habéis de condenar por malas, sino por puercas». El sábado aquel mandó, como digo, dar cera y brochado al piso de la sala, encargando a Fortunata y a otra compañera que se lo habían de dejar lo mismo que la cara del Sol.

»¿Qué padre hay que repare en la fatiga del cuerpo y del alma para lograr que su hija se atavíe con riqueza? Cada arruga de tu frente tiene el valor de una perla, cada una de tus canas puede comprarle un rubí; si agregas algunas gotas de tu sangre completarás su aderezo.

22 Apartaos de toda apariencia de mal. 23 Y el Dios de paz os santifique completamente; para que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida del Señor nuestro, Jesús, el Cristo. 25 Hermanos, orad por nosotros. 26 Saludad a todos los hermanos con ósculo santo. 27 Os amonesto por el Señor, que esta carta sea leída a todos los santos hermanos. Amén.

Pues así vuelven a las tristezas y melancolías de ayer, cuando aun no me amabas, cuando la luz de tu cariño no iluminaba mi alma. A las veces no creo, no puedo creer que me amas, que te amo, y que soy dichoso. Así te explicarás eso que llamas «cosas mías muy raras». Así te explicarás esa lúgubre tristeza, ese desconsuelo que has observado en , y que te hace padecer.

»El doctor aparentaba perfecta tranquilidad; pero yo, que hace dos meses le veo constantemente ocupado en su obra salvadora, conocí en la contracción de sus labios y en su voz, alterada por la emoción, que en su alma se libraba una batalla muy ruda.

Una cosa semejante experimentamos con respecto al cuerpo: hay funciones que se ejercen independientemente de nuestro libre albedrío, como la circulacion de la sangre, la respiracion, la digestion, la asimilacion de los alimentos, la transpiracion y otras semejantes; pero las hay tambien que no se ejercen sino por el imperio de la voluntad, como el comer, el andar, y en general todo lo que se refiere al movimiento y posiciones de los miembros. ¿Quién prohibe pues que suceda en el alma una cosa semejante, y que haya facultades activas que se desenvuelvan, y produzcan varios fenómenos sin el concurso de la voluntad.