United States or Tonga ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y ¿en qué vas a entretenerte? la preguntó al fin don Alejandro. Por de pronto, en coger florecillas y helechos, que abundan entre estas peñas sombrías. ¡Verás qué guirnaldas y qué ramilletes tan lindos voy a hacer!... Vamos, tu manía. A veces vuelves a casa hecha una varita de san José. Corriente.

Afirma que fué antes Priamo, César, Tamerlán, Alejandro y no cuántos más; con estas ideas ha trastornado el seso á Doña Beatriz, habiéndole dicho que en su cuerpo habita el alma de Elena, dándole ella crédito sólo por ser él quien lo dice.

Las trémulas llamaradas, que el fuego de la chimenea despedía, hacían oscilar fantásticamente, sobre las paredes del aposento, la sombra del viejo don Alejandro. Arrebujado éste en un sillón, al lado del ancho hogar, procuraba calentar su cuerpo, entumecido, no tanto por el mal tiempo que a la sazón hacía, cuanto por los años y penas que sobre él pesaban.

En ella se incluyen los nombres de los infelices voluntarios de Occidente que perecieron, víctimas de la traición más horrible. Celestino Mayor. Alejandro Marín Pagan. Ramón Moya Sotolongo. Eliseo Ramírez. José Llanes. Modesto de Armas Calderón. José René. Secundino Reyes. Abelardo Aragón. N. Saavedra. Domingo Tamayo. Julián Hernández. Antonio Almeida Pérez. Prudencio Céspedes. Felipe Santiago.

Porque él es incapaz de atreverse a tanto, verdaderamente, de por : la misma cortedad andando, eso es, y el respeto, ¡caray! y la gratitud... Es más: él me ha visto en las angustias de estos días, , señor, y me ha oído amontonar, eso es, conjeturas y supuestos; y nada, ni una palabra, ¡él, que es todo franqueza y sencillez!... Vamos, señor don Alejandro, que lo creo, eso es, pero que no me lo explico.

Alejandro Dumas no crea que pretendo burlarme, siguiendo su costumbre, copio á continuacion el texto en francés antiguo.

De cualquier modo, la cosa no es divertida. ¡Canástoles! saltó don Alejandro entonces . Es que das por hecho que ese chico ha de serte molesto y aborrecible; y ¿por qué no ha de resultar todo lo contrario después que le trates? Porque es imposible eso, respondió Nieves con un acento de convicción tan absoluta, que dejó suspenso a su padre.

Aquella en que encerró Alejandro la Iliada era, en comparación de ésta, más chapucera y pobre que una caja de turrón de Jijona. El Príncipe tomó la cajita en sus manos, la abrió y estuvo largo rato contemplando con ojos amorosos lo que había en el fondo de ella. Metió luego la mano en la cajita y sacó un cordón.

Ya se ve que dijo Nieves siguiendo el humor a su padre . Pero, dime añadió : ¿también aquí me está prohibido mirar? Aquí no respondió muy formalmente don Alejandro , porque esto tiene bien poco que ver.

Pues entonces me largo a escape... Conque ¿hasta la noche, don Alejandro? Hombre, me parece bien la idea: vuélvase, solo por supuesto, un ratito esta noche para darme cuenta del resultado de sus primeras negociaciones. , señor, y para saludar a Nieves de paso... ¡Caramba! que también yo soy hijo de Dios.