United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si hemos de caer juntas, ¡ah! permaneced largo tiempo sobre esos hermosos árboles, asíos sólidamente a las ramas y vivid para que yo viva.» »¿Habrá algo más alegre, más vivo, más variado que los brotes nuevos?

Eran caballos jerezanos de pura sangre, verdaderos sementales de la tierra, y elogiaba su cara alegre, sus ojos saltones, el corte elegante y esbelto de su figura, su paso enérgico.

En el resto del valle todo era alegre y risueño, gracias á las variadas sementeras y los pueblos, caseríos y cortijos dispersos en todo sentido.

En el espléndido club, donde iba yo a comer casi de diario, me encontré a un rico y amable comerciante de origen español, trabé con él amistad y acabamos por hacernos muy íntimos. Era hombre de cuarenta y cinco años a lo más, pero parecía más joven por lo muy guapo, alegre y elegante.

La gracia y viveza de sus movimientos, el esplendor de su armadura y de los paramentos de su caballo y los corveteos de éste hicieron estallar unánimes aplausos. El barón saludó otra vez con singular donaire y se dirigió al punto del campo frontero al que ocupaba su contrario, haciendo caracolear al noble bruto y más como quien se dirige á una alegre fiesta que á fiero combate.

¡La aurora!, aun en una casa de locos es alegre; aun allí son hermosos el risueño abrir de ojos del día y la primera mirada que cielo y tierra, árboles y casas, montes y valles se dirigen.

Pero ni el ceremonioso usted ni las razones de Luis convencían a la señora. Ella no podía seguir así. Ocupaba en la sociedad una posición muy equívoca; casi la igualaban con mujeres infieles; era objeto de declaraciones y asiduidades que la sublevaban; creíanla una joven alegre y fácil, sin cariño ni familia; iba de una parte a otra, como el Judío errante. Di, Luis, ¿es esto vivir?

Lo más que yo pude hacer fue dar en ellos mil besos y, lo más delicado que yo pude, del partido partí un poco al pelo que él estaba; y con aquél pasé aquel día, no tan alegre como el pasado.

Hoy debería estar alegre: hace meses que no he tenido una tarde igual. He jugado, y mira... ¡mira! Diez y siete mil francos. Había sacado de un bolsillo interior un fajo de billetes azules, arrojándolo sobre la mesa con cierta furia. Llegué á ganar hasta veintiséis mil. Una suerte de amante desesperado, de marido infeliz... Y sin embargo, no estoy contento.

Será una alegre boda, y como me habéis sido útil en este asunto, haré de modo que asistáis a ella. Hay tras de vuestra casa, cerca del bosque, un retazo en que hubo cebada. Desde mañana podéis cultivarla, os la doy en locación. La campesina balbuceó un agradecimiento, y se alejó por el sendero que estaba cercado de zarzas a ambos lados.