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Y dijo la voz que me era desconocida, á vueltas de algunas interpelaciones cáusticas y violentas de ambas partes: ¡Á no me venga usted con cacofonías! Y respondió en el acto la voz que yo conocía, en un tono que tanto picaba en burlón como en iracundo: ¡Ni usted á con términos fisimánicos!

19 Y no llegarás a la mujer en 8el apartamiento de su inmundicia, para descubrir su desnudez. 20 Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote en ella. 21 Y no des de tu simiente para hacerla pasar por el fuego a Moloc; no contamines el nombre de tu Dios: Yo [soy] el SE

El matrimonio se verificó la mañana siguiente, en la capilla de los Reyes; una numerosa multitud compacta había acudido a la ceremonia, porque se dijo que Sus Majestades honrarían con su presencia el acto nupcial que debía celebrarse por el cardenal confesor del Rey; pero lo que excitaba más la curiosidad pública era que se daba por seguro que cantaría Farinelli.

Las funciones genitales están asténicas; hay erecciones sin deseos venéreos; se presentan por la noche, á causa probablemente de la escitacion que produce la plenitud de la vejiga; si se tienen deseos al cóito, no hay ereccion, ó se carece de sensacion voluptuosa en el acto.

Al fin, llegó éste, después del segundo acto, y jamás ningún actor querido del público obtuvo un recibimiento más entusiasta que el que hicimos al notario. ¡Ya está aquí! ¡Gracias a Dios! ¡Vamos, querido, ya era tiempo de que llegase! ¡Qué tarde viene usted!

A esta determinacion substancial del cuerpo, á esto que le constituye tal cosa, y que le distingue en su íntima naturaleza, en su esencia, de todos los demás cuerpos de otras especies, á esto llamaban los aristotélicos forma substancial; y al sujeto de esa forma, de esa actualidad, á ese sujeto comun á todos los cuerpos, le apellidaban materia prima, que era una pura potencia, una especie de medio entre el puro nada, y el ser en acto.

Se apeó delante del teatro y despidió el coche, y usando de su privilegio de autor entró sin detenerse en la taquilla. Había comenzado ya el acto segundo. Se acercó a la puerta central de las butacas, la entreabrió y echó una rápida mirada a los palcos. En seguida le vio. Había dos señoras en primer término y él con otro caballero detrás de ellas.

Con hombres así le gustaba tener negocios. Alicia, que había seguido la escena desde lejos, salió á su encuentro, avanzando disimuladamente una mano. Toma. La diestra de Miguel ofreció los billetes con tal rudeza, que esta entrega casi fué un manotón agresivo. Su vergüenza por el acto reciente se exteriorizaba en confusas protestas. ¡Las mujeres!... ¡Lo que me has obligado á hacer!...

Todos nos servimos muy bien de cada idea segun las circunstancias: el error está en el acto reflejo, en el directo. Conviene no perder de vista esta última observacion. Si así fuese, se verificaria en la idea del triángulo lo que afirma Condillac, de que la idea no es mas que el recuerdo de la sensacion.

Los curiosos los dejaron solos a poco; Mochi no más entraba y salía, felicitándose de que no hubiera habido una desgracia; y por fin se marchó porque le llamaba el traspunte. La doncella de la Gorgheggi, que era partiquina, tuvo que presentarse también en escena; la tiple no cantaba hasta el final del acto.