United States or Palau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Doña Juana estaba inmóvil: Llorais, padre de mi corazon? le dijo: vuestra hija no puede ya imitaros. Cuando sorprendí á la querida de mi esposo, se me agotaron las lágrimas. ¡Considerad cuál seria mi tristeza!

Vosotros, y tu mujer, la dabais ejemplo del respeto que merece el dinero y un nacimiento elevado dejando entrar en vuestra casa a aquel muchacho, acogiendo como un honor que un señorito se fijase en vuestra hija. La pobre lo amó viendo en él un resumen de todas las perfecciones humanas.

-Deso recibo yo mucho gusto -respondió la mujer-; mostradme esas cosas de más consideración y más momento, amigo mío, que las quiero ver, para que se me alegre este corazón, que tan triste y descontento ha estado en todos los siglos de vuestra ausencia.

Aquel caballero de la barba entrecana, que sin duda ha llamado vuestra atención por su imponente figura y marcial aspecto, es Sir Guillermo Fenton. Tengo la honra de compartir con él las funciones de la Cancillería de Aquitania. ¿Y los nobles situados á la derecha de Don Pedro?

No lo . ¿No es una parienta del conde, vuestro finado padre? ¿No es vuestra prima o tía? No. ¿No ha sido mandada por alguien de vuestra familia para protegeros? No lo creo. ¿No lo creéis, no lo sabéis? murmuró Federico con decepción . ¿La presencia de esa mujer oculta acaso un secreto? , , muchos secretos; pero no intentéis penetrarlos, tal vez de ellos dependa mi felicidad.

Padre mío, dijo la joven mientras ayudaba al anciano á sentarse en cómoda poltrona, olvidáis que estos buenos señores que nos han protegido son también ingleses.... ¡Mil perdones! Pero ¡quién lo dijera! Mirad, señores míos, estas obras de arte que aquí tengo; quizás os interesen, aunque entiendo que allá en vuestra isla no se conoce más arte que el de la guerra.

Suspendió a don Fernando y a los demás la estraña presencia de don Quijote, viendo su rostro de media legua de andadura, seco y amarillo, la desigualdad de sus armas y su mesurado continente, y estuvieron callando hasta ver lo que él decía, el cual, con mucha gravedad y reposo, puestos los ojos en la hermosa Dorotea, dijo: -Estoy informado, hermosa señora, deste mi escudero que la vuestra grandeza se ha aniquilado, y vuestro ser se ha deshecho, porque de reina y gran señora que solíades ser os habéis vuelto en una particular doncella.

-Déjenme besar -respondió Sancho-, porque me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida. -No soy santo -respondió el hidalgo-, sino gran pecador; vos , hermano, que debéis de ser bueno, como vuestra simplicidad lo muestra.

Antes de llegar hasta había el Conde tomado informes, y yo no cómo diablos se las había compuesto que, a pesar de vuestra fuga precipitada en un pesetero, sabía ya cómo os llamabais, dónde vivíais, quiénes erais, quién era tu marido y mil cosas más.

Al fin había encontrado aquel amor infinito, necesidad ardiente de mi alma. Al fin Dios me dejaba ver el ángel de fuego que debía ser paz y mi gloria sobre la tierra. Amparo me amaba. Yo era el hombre más rico de la tierra; todo lo que había ansiado lo tenía. Los que no hayáis amado con toda vuestra alma y sin esperanza, no podéis comprender lo que acabo de deciros.