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D. Marcelino Callejas, se dijo: Que se conformaba en todo con el voto del Sr. D. Manuel José de Reyes. Por el Sr. D. Miguel Gerónimo Garmendia, se dijo: Que se conformaba en todas sus partes con el voto del Sr. D. Cornelio Saavedra. Por el Sr. D. José Superi, se dijo: Que se conformaba en todo con el voto del Exmo. Sr. D. Pascual Ruiz Huidobro. Por el Sr.

¡Hum! he ahí una cuestión difícil de resolver. Los filántropos responderían: ; los misántropos: no. Con todo ¿su opinión, tío? No he pensado nada al respecto. Sin embargo, como hallo que la Providencia hace bien cuanto hace, voto por la perpetuación de la humana especie. Entonces, tío, no sois consecuente con vuestras ideas, cuando criticáis el matrimonio. ¿Ah, ? dijo mi tío.

El P. Provincial, reconociéndole ya desahuciado, le dió grata licencia para hacer su voto; y luego que le hizo, le aceptó el Santo desde el cielo, pues remitiendo de su fuerza el mal, en breves días quedó sano del todo.

Don Simón, nuevo en el oficio, hallaba en cada trámite casos y cosas que le aburrían, quizás más que las dificultades materiales del camino. Tenía encargo especial de su estado mayor de saludar cortésmente a todo viandante que se cruzara con ellos, y así lo hacía el santo varón, por aquello de que «donde menos se piensa se adquiere un voto».

En ocasiones extraordinarias, hay otras faenas y diversiones que dan a todo más animación, como en tiempo de la siega, de la vendimia y de la recolección de la aceituna; o bien cuando hay feria y toros aquí o en otro pueblo cercano, o bien cuando hay romería al santuario de alguna milagrosa imagen de María Santísima, a donde, si acuden no pocos por curiosidad y para divertirse y feriar a sus amigas cupidos y escapularios, más son los que acuden por devoción y en cumplimiento de voto o promesa.

4 Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de vid de vino, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá. 5 Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza, hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento al SE

Tinta y papel. Llegadme aquí una silla. Sacan un bufete y recado de escribir, y siéntase el REY a escribir. CONDE. Aquí está todo junto. SANCHO. Su gran valor espanta y maravilla. Al Rey hablé, Pelayo. PELAYO. El es hombre de bien, ¡voto a mi sayo! SANCHO. ¿Qué entrañas hay crueles Para el pobre? PELAYO. Los reyes castellanos Deben de ser ángeles. SANCHO. ¿Vestidos no los ves como hombres llanos?

¡Y bien! ¡o vienen balas, o somos hundidos como perros! gritó Kernok al maestro Durand tan pronto como le vio aparecer sobre el puente. ¡No queda ni una! dijo el doctor rechinando los dientes. ¡Que mil millones de rayos se lleven al brick! ¡y no tener nada, nada, para recibir a los ingleses que van a abordarnos! ¡Mira! ¡voto a tal! ¡mira!...

Dije que de paso había estado en ella. "No está para más dijo luego , que es pueblo para gente ruin; mas quiero ¡voto a Cristo! estar en un sitio, la nieve a la cinta, hecho un reloj, comiendo madera, que sufrir las supercherías que se hacen a un hombre de bien." A esto le dije yo que advirtiese que en la Corte había de todo, y que estimaban mucho a cualquier hombre de suerte.

Creyendo lo primero, iba a dar la comisión por aprobada la base, cuando se levantó un pobre cura, viejo ya, y achacoso como viejo, que había obtenido voz, pero no voto, en el salón, por una especial merced de los congregados, a protestar contra las palabras del presidente.