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Como todos ellos estaban acostumbrados á que los viajeros que llegaban á la Presa no llevasen otro equipaje que la llamada «lingera», saco de lona donde guardaban su ropa, se asombraron al ver la cantidad de baúles y maletas del coche-correo, vieja diligencia tirada por cuatro caballos huesudos y sucios de lodo.

Hoy no existen allí sino una capilla, un hotel para los viajeros y algunas casas formando una calle, construidas en época reciente. Miéntras nos preparaban los caballos que debíamos montar para subir el Rigi, quisimos recorrer á pié, por entre rudas malezas, peñascos destrozados y hacinamientos desordenados de los restos del espantoso derrumbe, el teatro de desolacion que atestigua la catástrofe.

De todos modos, el camino de Sandy-Bar, campamento que en razón de no haber experimentado aún la regeneradora influencia de Poker-Flat, parecía ofrecer algún aliciente a los emigrantes, atravesaba una escarpada cadena de montañas, y ofrecía a los viajeros una jornada bastante regular.

La llegada de una silla de posta es siempre un acontecimiento en todas las poblaciones de poca importancia, y con más motivo en Mont-Doré, donde el único placer de los vecinos es ver llegar o partir los viajeros. Cuando a las diez de la mañana se oyó el ruido de un carruaje, todo el mundo se asomó a las ventanas.

Las florestas tienen allí una magnificencia que arrebata y deleita, y las residencias de los príncipes, liberalmente abiertas por ellos á la curiosidad de los viajeros, son notables por la gracia de sus pormenores ó por la frescura y belleza de sus parques y jardines.

Temo que interprete torcidamente mis intenciones. Todos los viajeros, antes de abandonar la vieja ciudad de la Flandes francesa, oían la misma pregunta: ¿Ha visto usted al señor Simoulin?... No importaba que hubiesen invertido varias horas en la visita de la catedral, cuyas sombrías capillas están llenas de cuadros antiguos.

Tácitamente, en virtud de un obscuro instinto de todos los pasajeros, se había efectuado en la cubierta una gran división de clases. El costado de estribor era el de la plebe sin valía social, el de los viajeros sin nombre y las pasajeras de vida sospechosa.

Y aun podría suceder que ya no estuviese en el pueblo. Ya bastante rico Princetot, vendió tal vez su hospedería y probablemente ni el recuerdo existía ya del famoso Sol de Oro... Por lo demás, fácil sería adquirir noticias sobre este punto preguntando al cochero. Este, que llevaba con frecuencia viajeros de una parte a otra, conocería con seguridad los sucesos del país...

Lo que causa verdadera pena al ánimo, es el observar las mutilaciones horribles que los viajeros, en su mayor parte ingleses, han prácticado con un grande número de estatuas de las infinitas que coronan el templo. Es un verdadero sacrilegio maltratar las obras del genio y dejar atras á los bárbaros, que sin duda las respetarian.

El piano quedó cautivo en la Aduana, mientras se resolvía el enredo de ciertos escrúpulos administrativos, y los viajeros fueron a alojarse en una posada, alquilando después la finca de Son Vent, inmediata a Palma.