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Las hace circular y las recoge luego cuidadosamente, lo mismo que un tenor... Eso es, un tenor: un tenor de sotana. Y hablaba con irónico asombro de las múltiples y mediocres habilidades del abate viajero y verboso: conferencista, pintor, escultor, poeta y músico. Maltrana sabía esto por uno de los periódicos que repartía él mismo.

Al penetrar bajo aquellas bóvedas y rotundas el viajero va viendo á cada paso alguna evocacion del gran emperador europeo, ora en su modesta tumba, dos veces profanada por sus sucesores, ora en los numerosos muebles que sirvieron al Justiniano de la feudalidad.

Ahí tienes lo que nos traes con tu charla dijo la madre. El hombre que había hablado entró en la habitación. Tenemos un huésped, Juan dijo la posadera al recién llegado, que inmediatamente se quitó la gorra. Pero al verme retrocedió un paso, como ante una aparición. ¿Qué tienes, Juan? preguntó la mayor de las jóvenes. Este señor es un viajero, que viene a ver la coronación.

El entusiasmo con que este viajero habia hablado de la naturaleza acababa de herir una de las mas delicadas fibras de nuestra alma; y buscábamos en vano palabras con que pudiésemos dominar su exaltada fantasía.

El viajero que llega preocupado con noticias falsas respecto de España, suponiendo que toda ella es un país uniforme en su civilizacion, encuentra un magnífico desengaño al llegar a Barcelona, ciudad que tiene la fisonomía de una colonia fundada por Fenicios y conservada por Ingleses y Franceses.

A cualquier punto que el viajero se dirija y cualquiera que sea la direccion de sus excursiones, tiene la seguridad de encontrar cafés, hoteles y restaurants en abundancia.

El viajero aéreo se coge fuertemente á la cuerda, al mismo tiempo que con las manos, con las rodillas y los pies, y desciende con lentitud por la boca tenebrosa.

Al salir de San Vicente, se despide el viajero de la tierra que no vuelve á ver en ocho dias; el mar y el cielo son su única perspectiva en todo ese tiempo. Hay algo de solemne y magnífico en un viaje por mar, por ese prepotente elemento que nos habla del infinito con la tremebunda voz de su cólera.

El viajero dio varias vueltas al cartapacio con cierta curiosidad contenida, y aun llegó a mirar al trasluz con el intento de distinguir algo de lo interiormente escrito a través del sobre.

¡Un fenómeno! repitió Golfín poniendo su mano sobre los cabellos de la chica . Podrá ser. Vamos, guíame. La Nela comenzó a andar resueltamente sin adelantarse mucho, antes bien, cuidando de ir siempre al lado del viajero, como si apreciara en todo su valor la honra de tan noble compañía.