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Una revolución agraria, cuyos ecos apenas llegaban al viejo continente, las había devorado, suprimiendo todo vestigio de la antigua propiedad.

La difunta se había olvidado de su suerte; no le faltarían razones para ello: bastante había hecho sacándole de su mísera condición. Pero la familia, con el deseo de no desatender el más leve vestigio de la voluntad de la finada, había resuelto protegerle para que terminase su carrera. Iban a darle de una vez tres mil pesetas, cortando para en adelante toda relación y compromiso.

Pero en la noche en que, al arrancar la diligencia de Galicia, Bonis, subiéndose de un brinco al estribo de la berlina, pudo, a hurtadillas, dar el último beso a la Gorgheggi, sintió que su pasión no había sido una mentira artística, porque con aquel beso se despedía de un género de delicias intensas, inefables, que no podrían volver; con aquel beso se despedía del último vestigio de la juventud.

Cuantos admiran tu genial vestigio grabado en el solar de tu linaje, vinculan a tu límpido prestigio la sanción de un perpetuo caudillaje. Madura en hechos la rebelde idea, mútilo el cetro de la noble España, la reconquista levantó su tea para alumbrar tu constructiva hazaña.

Ni un vestigio, ni un despojo en la arena abandonada; la mar, entónces rizada, cuando el huracan la hinchó, el arrecife asaltando, bravía por él subiendo, cuanto al paso halló barriendo, sólo á Ayela respetó.

Después siguió adelante por el promontorio, metiéndose tierra adentro. La noche había cerrado ya completamente, y Gillespie tuvo que desistir á la media hora de continuar esta marcha sin rumbo determinado. No se veía una luz ni el menor vestigio de habitación humana. Tampoco llegó á descubrir la existencia de animales bajo la maleza, en la que se hundía á veces hasta la cintura.

Ya no había un vestigio de aquella época, la anciana sobrevivía en un presente ruidoso, cuyos ecos sin interés para ella solían llegarle, sin embargo, por la conversación voluble de sus nietas modernas. Cuando la abuela se hubo recogido, y ellas bajaron nuevamente, aquellas historias continuaban flotando como un romántico hálito antiguo sobre las cabezas de Adriana y las Aliaga.

De su pasado miserable sólo quedaba en él un vestigio: el respeto a la casa de los Brulls. Trataba con cierta altanería a toda la ciudad, pero no podía ocultar el respeto que le inspiraba doña Bernarda, al cual iba unida una gran gratitud por la amabilidad con que le distinguía al verle rico y el interés que mostraba por su pequeña.

Dorotea estaba serena; sus lágrimas se habían secado; sólo quedaba en su semblante, como vestigio de la pasada tormenta, una profunda gravedad. El bufón guardaba también silencio. Casilda y Pedro llevaron los cofres á su lugar y pusieron en orden el mueblaje.

Pero se marchó y el buen tío, sin voluntad, que se arrastraba siempre a tres pasos detrás de ella, la siguió. En mi triunfo solté una gran carcajada. Pero también, ¿qué venís a hacer, almas codiciosas, en el templo del dolor? ¡Atrás! Vino la noche. Una banda roja, último vestigio del sol poniente, se extendía sobre la ciudad cuyas torres puntiagudas se destacaban negras en el cielo de fuego.